8 de Marzo. M+J ante la pobreza menstrual

El día 8 de marzo está reconocido por la ONU como el día internacional de las mujeres. En este día reivindicamos los derechos de las mujeres y su independencia económica.

Desde el equipo de trabajo de Mujer de Por un Mundo Más Justo nos unimos a la reivindicación y este año queremos hacerlo profundizando en una cuestión de vital importancia y que necesita urgentemente de gozar del foco político para poder paliar la inequidad que genera. Se trata de la pobreza menstrual.

A pesar de que en España viven 24.137.787 mujeres, lo cual representa el 51% de la población, el ciclo menstrual sigue estando rodeado de estereotipos, prejuicios y tabúes. Más allá de lo puramente fisiológico, los conocimientos que tienen tanto mujeres como hombres alrededor de la regla son limitados, así como las prácticas, dinámicas de ocultación y los padecimientos encarnados que no suelen ser motivo de conversación. Como nos muestra Blázquez (2017:253) “la menstruación es un claro ejemplo de esencialización reproductiva de las mujeres, del reduccionismo biológico, de la medicalización de los cuerpos de las mujeres y, sobre todo, de su uniformización.”

Hace poco tuvimos el placer de compartir una jornada de trabajo con las compañeras de Period Spain (@period.spain), las cuales nos compartieron sus inquietudes y su lucha por visibilizar esta realidad. Como ellas, creemos que la pobreza menstrual tiene que estar presente en la agenda política, con el objetivo de atender a las necesidades de más de la mitad de la población. Con su permiso, nos hacemos eco de sus reivindicaciones, haciéndolas nuestras al estilo M+J.

  •   Abogamos por la necesidad de estudios en torno a la pobreza menstrual como punto de partida para dimensionar la situación.
  •   Disminuir el IVA de los productos de higiene menstrual al 4%, como producto de primera necesidad.
  •   Suministrar productos de higiene menstrual de forma gratuita para los colectivos vulnerables en escuelas, universidades y espacios públicos.
  •   Promocionar campañas de concienciación y educación en escuelas para todos los actores implicados (niñas y niños, padres y madres y profesorado), evitando así perpetuar los tabúes.
  •   Diseñar planes educativos en salud sexual y reproductiva con un enfoque desde la mejora de la salud y atendiendo a los usos y consumos sobre los cuerpos de las mujeres.
  •   Trabajar para que se den las condiciones óptimas (de higiene en el domicilio, nivel socioeconómico…) y poder introducir productos de higiene menstrual reutilizables (copas menstruales o bragas menstruales…), mejorando la salud de las mujeres y minimizando el impacto en el medio ambiente.
  •   Incluir los productos de higiene relacionados con la incontinencia urinaria en la misma categoría, así como elaborar un plan integral de atención a la salud de las mujeres que permita la prevención de las incontinencias.

Por lo tanto, consideramos la pobreza menstrual como una cuestión de desigualdad de género, de injusticia social y de salud de nuestras niñas y mujeres. Es pues prioritario atender a este problema de primera necesidad generando una gobernanza alrededor del acceso a los productos de higiene menstrual sobre todo en los colectivos más desfavorecidos.

Equipo de Mujer de M+J