Burkina Faso: Uno de los conflictos ignorados.
En Por Un Mundo Más Justo, sabemos que, en medio de la saturación informativa que vivimos, hay muchos conflictos de nuestro mundo que nos pasan casi desapercibidos. En estos momentos tenemos el alma encogida ante la situación que se vive en Ucrania y sobre la que ya nos hemos manifestado con contundencia. Pero no queremos olvidarnos de otros escenarios mundiales, pues es vocación propia poner en el primer plano de nuestras denuncias y propuestas políticas aquellas circunstancias de injusticia y vulnerabilidad más invisibilizadas.
Un ejemplo claro es Burkina Faso. Este país de África Occidental lleva inmerso en una grave crisis institucional, social y política desde hace años, que, entre otras cosas, ha provocado un desplazamiento interno de más de 1 millón de personas. En los últimos meses, además, ha visto incrementado el número de ataques del Estado Islámico y Al Qaeda en la región, lo que ha conllevado un enorme malestar en los militares que hacen labor de contención ante dichas amenazas. Todo ello abocó a un golpe militar el día 24 de enero y el derrocamiento del presidente Rock Kauré, a quien acusaban de incapacidad para hacer frente a la situación. Fruto del golpe de estado se erigió con el poder una Junta Militar, al frente de la cual está el coronel Paul Henri Sandaogo Damiba. La Unión Europea ha condenado el golpe militar y exigido la liberación del Presidente Kauré y la vuelta al orden constitucional.
Y hasta ahí lo poco que podemos encontrar en medios de comunicación sobre lo que está pasando en el país africano. Como decíamos, nuestra sociedad marginaliza muchos de los dramas que viven ciudadanos y ciudadanas de nuestro mundo -a menudo en función de los intereses económicos o geoestratégicos que tengan- y ello deviene en un práctico “apagón informativo” sobre los mismos.
Por eso, en M+J hemos decidido preguntar a uno de nuestros afiliados, Gilbert Gouba, burkinés afincado en Granada, para que nos narre más de cerca lo que están viviendo los más de 20 millones de habitantes de aquel país.
Soy Gilbert, soy de Burkina Faso y tengo 29 años. Soy vecino de Las Gabias-Granada y quiero contar un poco de la situación que se está padeciendo en mi país.
Desde hace unos años, la situación es muy crítica. Nuestro país está gravemente amenazado por el terrorismo yihadista. Ello, como todos sabemos, supone vivir con miedo, sufriendo una vulneración enorme de nuestros derechos y estando expuestos a morir a manos de los extremistas. Algo que golpea especialmente a personas pobres e inocentes.
En ese contexto, nos cuesta entender qué ha estado haciendo nuestro Gobierno -ahora derrocado- para evitar muertes, contener el hambre y la miseria.
La percepción es que ha vivido muy al margen de todo ello, algo que se significa en el suntuoso palacio en el que vivía el presidente (con algo más de 3000 hectáreas de superficie)
Desde ahí, la sospecha más difundida es que, el presidente de Burkina fue promovido a su puesto por el interés de terceros países, para mantener el “status quo” de subdesarrollo y poder seguir explotando nuestras riquezas. Occidente, con Francia a la cabeza, parecen los más interesados en ello.
Mientras, mujeres, hombres, jóvenes, niños… siguen muriendo en mi país, lo que provocó manifestaciones en varias ciudades y que, como respuesta del Gobierno, encontró el corte de la línea telefónica durante una semana para impedir la movilización. El resultado fue que, tras un mes de protesta, los militares tomaron parte y ocasionaron el golpe de estado del 23 de Enero para intentar cambiar la situación. Obviamente, esto no es la solución. Más bien prevemos un futuro más complicado aún. Y eso nos preocupa mucho.
Mi tierra se desangra. Vive en la miseria y sin horizontes cercanos de solución. A modo de ejemplo puedo contar cómo un niño de la familia de mi mujer, de tan solo 9 años, fue atropellado hace unos días por una moto, sufriendo graves daños en la cabeza, los ojos y las piernas. Pues bien, en el Hospital no tienen medios para acometer su curación y lo han devuelto a casa en unas condiciones pésimas. Ahora lo están tratando con medicina tradicional, la única asequible para la mayoría de los burkineses. No me importa dejaros una imagen del niño para que toméis mayor conciencia de lo que estoy diciendo:
Desde entonces, yo mismo he empezado una búsqueda de apoyo entre ONGs que actúan en mi continente pero que, hasta el momento, está resultando totalmente infructuosa.
Todo esto no hace sino avergonzarme de nuestra humanidad.
Y para colmo… se escucha decir a determinados sectores de nuestra sociedad que los “inmigrantes vienen a invadir España”. ¡Qué fácil resulta hablar así sin tener ni idea de las circunstancias! Yo mismo puedo contar mi viaje hasta Europa. Un puro infierno que no hice por gusto, solo empujado al ver la impotencia de mi madre para alimentar a la familia… Ante situaciones así… aceptamos el riesgo de morir y los tremendos peligros del viaje. No tenemos alternativa.
Hasta aquí la narración de Gilbert que, por momentos toma sentimientos de dolor, de rabia, de impotencia, de nostalgia… Y con la que nos sentimos profundamente identificados en nuestro partido.
En M+J, sabemos que ningún conflicto tiene fácil solución, pero nos recordarnos una y otra vez la obligación que tenemos como humanidad de intervenir para que situaciones así se solucionen cuanto antes. Se trata de situaciones que afectan a toda una nación como la desgobernanza, la inseguridad, el terrrorismo, el hambre… pero también las que afectan a cada familia en particular, como la de Gilbert. Estas situaciones deben solucionarse de forma pacífica y si es necesario, con mediación internacional. Recordando la deuda moral adquirida con muchos países del Sur, cuya situación de inestabilidad, desigualdad y pobreza actual es fruto de procesos históricos en los que Europa, América… y también ahora otras “potencias emergentes”, podemos afirmar que todo ello tiene relación con esta situación.
Hoy, Por Un Mundo Más Justo también es burkinés.
Partido Por Un Mundo Más Justo (M+J)