Día Internacional de la Fraternidad Humana 

Todos creemos que los seres humanos, independientemente de la religión o creencia que profesemos, somos iguales en dignidad y derechos. -Al mismo tiempo, hay quienes se empeñan en afirmar que nuestras diferencias son tantas que es imposible una convivencia sana y pacífica. Pues nosotros creemos que los que opinan de ese modo se equivocan. Si nos enfocamos en lo que tenemos en común, notaremos que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Con una u otra espiritualidad, dentro o no de un grupo religioso, tenemos amor, un amor inmenso que nos brinda paz para dar al prójimo, que nos hace vivir desde el respeto, la tolerancia, el amor, la sana convivencia… que nos ayuda a que aprendamos a aprender y aprehender del otro.

Y es que, el amor es el idioma universal. Y el tener una fuente infinita de donde nace todo nos ayuda a ser mejores seres humanos. Eso… HUMANOS. Una humanidad que pasa por reconocer las atrocidades hechas en nombre de la religión, en nombre de Dios, a lo largo de la historia, como el abuso y sometimiento de los indios de México, denunciado ya entonces por Fray Bartolomé de las Casas, quizá uno de los primeros defensores de los derechos humanos. Porque, ninguna creencia que provenga del Creador o del Amor infinito puede impulsar a matar o someter a otras personas. NINGUNA CREENCIA. De lo contrario, no podría tener su origen en tal Amor.

Así, afirmamos con convencimiento, que los puentes pueden construirse; pueden darse entre personas diferentes en cultura, costumbres, creencias… Pero para ello, también debe existir voluntad, “otredad”, empatía. Porque somos uno, somos iguales, creemos en algo/alguien, nos respetamos y aprendemos… eso es Fraternidad. Y por ello, como Grupo de Pluriconfesionalidad del M+J, nos atrevemos a  lanzar este humilde manifiesto en el día de la Fraternidad Humana Universal:

MANIFIESTO POR LA FRATERNIDAD UNIVERSAL

 Viendo las dinámicas en las que se mueve este mundo globalizado, donde predomina el interés particular sobre el bien común, y donde la palabra libertad casi exclusivamente lleva como apellido “individual” o “de mercado”, y la palabra solidaridad solo incluye al círculo cercano… la fraternidad humana puede parecer una utopía. Sin embargo, es posible; más aún, necesaria para la pervivencia del ser humano.

Partimos de la convicción de que, independientemente de la religión o creencia que profesamos, somos iguales en dignidad y derechos, a pesar de que haya quienes se empeñen en afirmar que nuestras diferencias son tantas que es imposible una convivencia sana y pacífica.

Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Con una u otra espiritualidad, perteneciendo o no a un grupo religioso, todas las personas compartimos la experiencia universal del amor y el deseo de tener una vida buena.

Recordando a Martin Luther King, “tenemos un sueño”. Soñamos con el día en que no habrá personas descartadas, porque entenderemos por fin que todas cuentan por el mero hecho incuestionable de ser humanas; en el que la política esté basada en el diálogo fructífero, porque entenderemos que con los discursos de enfrentamiento perdemos todos; en el que celebraremos la diversidad cultural, porque entenderemos que esta es una riqueza y no una amenaza; en el que las religiones serán promotoras de paz y encuentro entre personas y con lo trascendente; porque entenderemos que esta es la esencia de su mensaje. En fin, soñamos con el día en que se hará realidad la paz social y la fraternidad universal; porque entenderemos que toda la humanidad somos una sola familia y que este camino es posible y necesario.

Por eso, en el M+J nos adherimos con entusiasmo a la celebración del Día Internacional de la Fraternidad Humana, comprometiéndonos a trabajar en la construcción de un mundo más fraterno, siendo parte activa de los “ladrillos nuevos” que darán forma, sin lugar a dudas, al hogar común donde todas y todos… nos sintamos miembros de la misma familia.

 

Equipo de Pluriconfesionalidad, del Partido Por Un Mundo Más Justo