El drama del sinhogarismo en estos tiempos

1. El sinhogarismo ¿importa a la sociedad?

Duele… pero es cierto que vivimos en una sociedad que invisibiliza los rostros de las personas concretas que sufren la exclusión social, como es el caso de aquellas que padecen la exclusión residencial grave. Así, la existencia de personas en situación de sin hogar, nos devuelve una sociedad que no se preocupa del otro, de que recupere su dignidad y acceda y ejerza sus derechos.
Y es que, no tener casa, o, peor, no tener un hogar -que es “más amplio” que no tener casa-, conlleva un impacto muy negativo en la salud física y mental, impide las relaciones sociales, impide tener un espacio de protección…entre otras cosas.

La otra cara de moneda, sin embargo es la que nos habla de numerosas entidades que, dejándose afectar por la realidad, sensibilizan y quieren que la sociedad se acerque y conozca la realidad de las personas sin hogar, desde la reivindicación, la denuncia y otras acciones, para que todos nos unamos al grito de “¡Basta Ya. Nadie Sin hogar!”.

2.- ¿Qué y quiénes son las Personas Sin Hogar?

En términos generales entendemos que una persona en situación de sin hogar es la que carece de alojamiento o no puede acceder a él por sus propios medios, o es incapaz de mantenerlo salvo que cuente con la ayuda de algún servicio social de apoyo.

A lo largo de la historia se les ha denominado de muchas maneras: transeúntes, mendigos, vagabundos etc. Más tarde se fue adaptando la definición en función del uso de los denominados “albergues” o “comedores”. Todo este contexto nos lleva a la definición que aporta FEANTSA (Federación de Entidades Europeas que Trabajan con Personas Sin Hogar), la cual expone que “las personas sin hogar son todas aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento adecuado, adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de convivencia. Esto ya se puede dar por razones económicas o bien por que presentan otras barreras sociales o personales, que les impiden llevar una vida autónoma.”

Aún así, a día de hoy, se sigue creyendo que las personas sin hogar son “simplemente” las que viven en la calle, y que tienen algún tipo de patología o que sufren adicciones. La realidad es mucho más amplia y se sale del imaginario común. Por ello exponemos la categoría ETHOS de exclusión residencial creada por FEANTSA, y que es la referencia actual para clasificar dichas situaciones:

  • Personas que se encuentran sin alojamiento (Sin techo)
  • Personas que se encuentran sin vivienda (personas que viven en instituciones)
  • Personas que se encuentran alojadas en viviendas inseguras (alojamientos temporales)
  • Personas que se encuentran alojadas en viviendas inadecuadas.

3.-¿A qué se enfrentan las personas sin hogar?

Cada persona cuando nace es poseedora de derechos y valores humanos y dignidad. Sin embargo, cuando se sufre una situación de sin hogar, se entra a menudo en un proceso de desesperanza y desesperación. La persona nunca pierde su dignidad, pero sí la capacidad para defenderla. Y es que, muchas de ellas han ido acumulando experiencias vitales traumáticas (también muy drásticas y encadenadas) que suponen un daño a su estado psicológico, que les afectan a la hora de clarificar y tomar decisiones en sus vidas. Además, durante este recorrido es normal que las principales fuentes de apoyo (recursos económicos, familia y amigos) se vayan agotando.

En esas circunstancias, las esperanzas de las personas van desapareciendo en la medida que ven como sus esfuerzos no alcanzan para solucionar los problemas que se presentan, y que éstos, a su vez, se vuelven más complejos generando más sufrimiento. Así, la “motivación para el cambio”, se va modificando por una mera “necesidad de adaptarse para sobrevivir”, creándose la falsa ilusión de que no merecen más, lo que es, por otra parte, reflejo del trato recibido por el entorno.

Al mismo tiempo, en la sociedad se genera un rechazo a las personas sin hogar, y se contribuye a crear ideas superficiales y a veces inciertas sobre el problema. Por ello estas personas tienen que hacer frente a:

  • ESTIGMATIZACIÓN (prejuicios y estigmas)
  • DISCRIMINACIÓN (valores negativos que generan rechazo)
  • PÉRDIDA DE DERECHOS (prima el valor negativo, negando el respeto o trato igualitario)
  • REPETICIÓN DEL CICLO (se agrava lo negativo hasta generar nuevos conflictos)

4. Durante la pandemia de la Covid 19:¿Qué ha ocurrido con las personas sin hogar?

Durante este tiempo hemos escuchado consignas como “Yo Me Quedo En Casa“ o “Quédate en casa“, que dejan claro que la vivienda es la principal línea de defensa ante el coronavirus. Pero… ¿nos hemos preguntado qué ocurre, precisamente, con las personas que no tienen casa? ¿Cómo hace el confinamiento domiciliario quien no tiene domicilio? ¿Cómo se llevan a cabo las medidas de higiene y sanitarias? Estas preguntas, y muchas de las medidas hacia la población, han vuelto a dejar fuera y sin respuesta a las personas sin hogar.

Además del fuerte impacto que ha supuesto para ellos, también han aparecido nuevas situaciones de vulnerabilidad:

  • Personas sin derechos legales en el lugar donde viven y que tienen que abandonar sus viviendas ante el temor al contagio del propietario/a;
  • Personas que llevaban alojadas en pensiones u hostales económicos que han cerrado sus puertas en el estado de alarma, teniendo que abandonarlos sin ninguna alternativa;
  • Mujeres que se han visto repentinamente en situación de calle (empleadas de hogar en régimen interno expulsadas de los domicilios, víctimas de trata o que ejercían la prostitución y se las ha echado de los clubs o pisos donde se alojaban…);
  • Personas que han tenido que abandonar sus viviendas o alojamientos por la situación de hacinamiento que vivían, y que se han visto en la necesidad de mantener una cuarentena o aislamiento y no tenían donde, etc.

Ante esta realidad, las administraciones han habilitado espacios públicos como recursos de emergencia. Pero, en muchos casos, no estaban dotados de las condiciones adecuadas.

Por ello es necesario hacer hincapié en que la solución para las personas sin hogar pasa por un planteamiento más allá de lo asistencial y de alojamientos colectivos.
Para las personas que ya se encontraban viviendo en la calle ha supuesto un mayor agravamiento puesto que, la mayoría de comedores sociales cerraron para frenar la pandemia, aunque algunos continúan proporcionando comida para llevar.
También han cerrado parques, bibliotecas, centros cívicos y un sinfín de espacios que servían como un refugio momentáneo a la calle. No han tenido acceso a la información y no han sabido realmente qué estaba pasando porque todos los lugares donde acudían estaban cerrados.
Para colmo, estamos ahora sufriendo el azote del frío, con Filomena y otros fenómenos invernales, lo que nos hacer revivir que, todos los años mueren personas en las calles, especialmente en esta época (a este respecto os invitamos a leer desde aquí el comunicado que sacaron las entidades que trabajar con personas sin hogar de Madrid a raíz de la gestión del temporal).
Como ejemplo de esta realidad, en una ciudad como Granada -según denuncia la Asociación APDHA y 42 entidades más- se está viviendo una situación especialmente grave por varios motivos. Por un lado, el Centro de Orientación y Atención Social a Personas sin Hogar (COASPH, que es el organismo del Ayuntamiento de Granada encargado de derivar a las personas sin hogar a los recursos disponibles) dispone de poco personal si se tiene en cuenta el número de personas sin hogar que hay en Granada.
Actualmente en la ciudad hay entre 150 y 200 personas que no tienen dónde dormir y existe una clara deficiencia de recursos para dar cobertura a estas personas. Así, la Casa de Acogida Madre de Dios (atención de hombres sin hogar) dispone de 36 plazas, aunque a partir de la tercera semana de diciembre por la temporada de frío se amplían hasta las 46. Por su parte, la organización OCREM (mujeres sin hogar y familias) dispone de 30 plazas que llegarían a ser 40 a partir del pasado 21 de diciembre. El Centro Municipal de Encuentro y Acogida cuenta con un total de 15 plazas y el Programa municipal Housing First dispone de 10. En total, en Granada contaremos con 110 plazas de acogida para personas sin hogar, quedando alrededor de otras 100 personas en la calle sin recurso habitacional alguno.

5.- ¿Qué retos y oportunidades se nos presentan?

Ante este escenario hemos de preguntarnos cuál es la realidad que deseamos construir. Tenemos la apostar por una nueva, no la de antes, sino una donde NADIE SIN HOGAR sea un hecho.
Queremos construir una sociedad donde acojamos la diversidad, las personas participen y estén en el centro de cualquier política, de cualquier medida, en especial las personas en situación de mayor exclusión.
Si queremos generar ese cambio tenemos varios retos por delante, que al mismo tiempo suponen una oportunidad para hacer las cosas de otra manera:

  • Avanzar hacia una sociedad donde vivamos con plena universalidad e igualdad, donde las Administraciones Públicas deben garantizar una vida digna para todas las personas, así como el acceso y disfrute de los Derechos Humanos, recordando que la vivienda es la primera barrera de protección para preservar la salud, la vida y la dignidad;
  • Esto es necesario hacerlo de manera coordinada, recordando la sinergia que generamos cuando damos impulso a los espacios de trabajo en red entre las entidades sociales;
  • Debemos dar una respuesta desde los derechos, que apueste por un sistema de protección social fuerte y consolidado que facilite los procesos de inclusión;
  • Es importante contar también con unos medios de comunicación sensibles y veraces, que sean capaces de hacer frente a la saturación informativa que ha provocado la crisis del COVID-19, o la ola de frio, y que al mismo tiempo contribuyan a la sensibilización y difusión de la situación en la que viven las personas sin hogar, sin reproducir los estereotipos habituales;
  • Debemos avanzar a una sociedad de los cuidados, donde protejamos la vida de cada persona, y en especial la de las más vulnerables, y, desde ahí, recuperar valores como la solidaridad, la justicia, la igualdad y la empatía…

Esta transformación debe darse en la práctica en la comunidad, donde todos y todas tenemos derecho a tener un lugar. Será ahí (y así) donde Nadie Sin Hogar pueda hacerse realidad.

¡Di basta! NADIE SIN HOGAR ES POSIBLE

Remedios García Álvarez con la colaboración de una persona en situación de sin hogar de Granada,
Afiliada y miembro del Grupo de Trabajo de Personas sin Hogar del Partido Por Un Mundo Más Justo.