La atención a los cuidados, la  esclavitud moderna. 

El 25 de noviembre se celebra el día internacional contra la violencia de género y, un año más, desde Por Un Mundo Más Justo nos queremos unir a la reivindicación, visibilizando la situación de numerosas mujeres invisibles en nuestro entorno: las empleadas del hogar y de cuidados.

La visión patriarcal asigna el rol de cuidadora al género femenino, por lo tanto, la entrada en el mercado laboral de las mujeres autóctonas deja un espacio en los hogares para atender los cuidados de los más vulnerables de las familias. Así pues, numerosas mujeres, en su mayoría migrantes, se introducen a diario en nuestras casas para atender, cuidar y asistir a nuestros hijos, nuestros mayores, nuestros familiares más queridos.

Pero la situación contractual, o la falta de ellos, la situación de derechos laborales, o la ausencia de ellos, la situación de derechos humanos o su ausencia, las coloca ante una alta vulnerabilidad. Aquellas que además están internas en el domicilio de la persona a la que cuidan sufren una especial vulneración de sus derechos más básicos. Podemos considerarlas las esclavas del siglo XXI.

La violencia ejercida sobre ellas queda impregnada e incorporada en sus cuerpos y en sus mentes generándoles alteraciones de su salud. Realizan trabajos que superan las horas establecidas en las leyes laborales, llegando a ser hasta más de 60 horas a la semana y, en muchos casos, no hay ni siquiera una forma de poder demostrar este abuso. Se ven privadas de descanso por dormir cerca o a un lado de sus empleadores para ejercer sus labores lo cual conlleva a una falta de sueño y del descanso obligado.

No se sabe muy bien dónde empiezan y dónde acaban sus labores, son mujeres de limpieza, de cuidados, de cocinar para sus empleadores, etc.

Estas mujeres que, supeditan su vida a la vida de otras personas, sufren en muchas ocasiones, una explotación laboral, inestabilidad jurídica y en ciertas ocasiones acoso sexual. Y lo más extraordinario es que ellas no dejaran de hacer su trabajo porque la conexión con aquellos a quienes cuidan establece un profundo vínculo.

Se pueden enumerar varios tipos de violencia, que no en pocos casos se ejercen sobre estas mujeres:

  1. Violencia recibida por la sociedad: entendiendo ésta como el menosprecio de su categoría laboral, marginación social, insultos y estigmas relacionados con la xenofobia.
  2. Violencia ejercida por los contratadores (familiares cercanos de la persona cuidada): se produce acoso en el trabajo, abuso sexual, aprovechándose de la posición de poder que ejerce su condición de contratadores o cercanos.
  3. Violencia ejercida por la persona cuidada: situaciones relacionadas con el abuso de poder, el acoso…
  4. Violencia institucional: por parte de los servicios públicos e instituciones, relacionada con su situación de mujeres migrantes pobres.
  5. Violencia económica y laboral: habitualmente reciben retribuciones insuficientes, los derechos laborales no existen al no tener reconocimiento, ni contratos en numerosas ocasiones, sensibilización y la carencia de papeles en regla.

Afirmamos que el trabajo doméstico está infravalorado y es invisible. Dejamos a las personas que más queremos en manos de otras personas, a las cuales debiéramos visibilizar, cuidar y tratar en su justa medida, respetando sus derechos como personas y como trabajadoras.

Si tenemos en cuenta que es una necesidad de nuestra sociedad, tendremos que visibilizar que son múltiples las violencias que atraviesan a la mayoría de estas personas: mujeres, migrantes, racializadas, pobres, maternidad a distancia… Todo ello produce vulnerabilidad social y las sitúa en peligro de marginación.

A pesar de ello, muchas se agrupan en asociaciones para intentar dar respuesta a las injusticias sufridas en carne propia o en la de sus compañeras, y dejar así de ser invisibles para la sociedad.

Hace pocos meses, su lucha consiguió que el Gobierno español ratificara el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, en el que se recoge los derechos laborales de este sector. A pesar de ello, se han dejado fuera muchas de las peticiones de las Organizaciones de Mujeres Trabajadoras del Hogar. Del listado de 11 peticiones que se hacían para su desarrollo normativo, solo se aprobaron tres.

Adjuntamos el listado de las demandas, firmadas por las principales organizaciones del sector y que las mujeres de la Asociación de Mujeres Trabajadoras del Hogar de Zaragoza han tenido a bien compartir con nosotras.

 

DEMANDAS ESENCIALES DE LAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORAS DE HOGAR Y DE CUIDADOS DEL ESTADO ESPAÑOL DE CARA A LA RATIFICACIÓN DEL CONVENIO 189 DE LA OIT Y SU DESARROLLO NORMATIVO POSTERIOR

Las organizaciones de Trabajadoras de Hogar y Cuidados firmantes, trasladamos las siguientes demandas esenciales para su desarrollo normativo y puesta en marcha tras la inminente ratificación del Convenio 189 de la OIT. Incorporación plena en el Régimen General de la Seguridad Social, eliminando el sistema especial, y su reconocimiento en el marco del Estatuto de los Trabajadores.

1. Eliminación de la figura del desistimiento, por suponer una forma de despido libre e injustificado, y aplicación del régimen jurídico de la extinción del contrato bajo el artículo 49 del Estatuto de los Trabajadores.

2. Prestación por desempleo equiparada al Régimen General de la Seguridad Social

3. Incorporación del tipo de cotización del Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) y equiparación de derechos en su acción protectora, adaptándolo a las articularidades del entorno y sector laboral.

4. Integración de las lagunas de cotización de la Seguridad Social para equiparar las pensiones a las del resto de trabajadores/as.

5. Incorporación del sector al ámbito de aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Reconocimiento de las enfermedades profesionales asociadas al sector e incorporación al ámbito de protección de la Seguridad Social.

6. Medidas específicas para garantizar inspecciones de trabajo eficaces

7. Mayor protección para las trabajadoras de hogar en régimen interno, con mecanismos de control para garantizar los descansos, regular el régimen de pernocta, el salario en especie, el derecho a la privacidad, la intimidad y su bienestar, entre otros.

8. Medidas que faciliten los trámites para la contratación y afiliación en el sistema de la Seguridad Social de las trabajadoras sin contrato, regularizadas o no, que se calculan en torno a 200.000 según estadísticas oficiales.

9. Puesta en marcha de la Regularización extraordinaria de las personas migrantes que están en España (ILP) y modificación de la Ley de extranjería (LO 4/2000) para la flexibilización de los requisitos y procedimientos de arraigo social, arraigo laboral y reagrupación familiar.

10. Fortalecimiento de las políticas públicas de cuidados y apoyo a las familias con rentas más bajas que, ante la insuficiencia de recursos públicos, dependen de la contratación de una trabajadora de hogar para proveer de cuidados a las personas en situación de dependencia, con medidas, entre otras, como:

11. Eliminación de las bonificaciones generales de las cuotas a la Seguridad Social y aumento de las bonificaciones específicas u otro tipo de medidas de apoyo según renta y necesidad.

12. Incremento de los recursos y prestaciones del Sistema de Atención a la Dependencia

13. Reconocimiento de las tareas de cuidados realizadas por las trabajadoras de hogar.

Es el Estado quien, en el marco de sus políticas públicas de cuidados, debe asumir el incremento en los costes para garantizar tanto el derecho al cuidado de todas las personas que lo necesitan, como unas condiciones laborales dignas en el empleo de hogar.

Queda pues mucho trabajo por hacer visible esta profesión y poner de manifiesto la vulneración de derechos esenciales y la violencia que sufren estas mujeres a diario.

Firmar las demandas del sector solo es el primer paso, pero hay que plasmarlas en derechos, por lo tanto, en el marco jurídico, para que las mejoras lleguen a la práctica, a los hogares donde trabajan estas mujeres.

Por todo ello, desde M+J pedimos a los Ministerios de Trabajo y Asuntos Sociales y al Ministerio de Igualdad que sigan trabajando hasta cumplir con todas las peticiones de las asociaciones de este colectivo, con el fin de dotarlas de derecho, con condiciones laborales y retributivas dignas, evitando así la violencia y la esclavitud moderna.

Equipo de Mujer de M+J