M+J PIDE AL GOBIERNO QUE FIRME EL TRATADO SOBRE PROHIBICIÓN DE LAS ARMAS NUCLEARES
Desde el Partido Político Por Un Mundo Más Justo hacemos una apuesta política por construir una nueva sociedad basada en una CIUDADANÍA GLOBAL FRATERNA. Nuestra opción está claramente en línea con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece en su artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” Esta nueva concepción de ciudadanía global tiene tres implicaciones políticas fundamentales en la política nacional y europea:
1) Debemos hacer frente a los retos globales tales como la pobreza extrema en el mundo o la degradación ambiental global.
2) Debemos establecer un régimen de derechos y obligaciones ciudadanas que no discrimine en función de la nacionalidad de la persona.
3) Debemos ser proactivos en la búsqueda de acuerdos globales que impidan que los países compitan entre sí.
En el marco de esta concepción de ciudadanía global, el Partido Por Un Mundo Más Justo se adhiere plenamente a la iniciativa de la Asociación Española de Investigación para la Paz, secundada por 40 organizaciones de la sociedad civil, por la que pedimos al gobierno que firme el Tratado sobre Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) y apoye su posterior ratificación en el Congreso de los Diputados.
El 19 de enero de 2022 se cumplió el primer aniversario de la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nuclear. Hasta la fecha 59 Estados ya han ratificado el TPAN, 30 lo han firmado y tienen pendiente su ratificación, y otros 49 han expresado su apoyo al Tratado en la ONU.
Instamos al Ejecutivo de Pedro Sánchez a que siga el ejemplo de Noruega y Alemania, dos socios de la OTAN, y que España asista como Estado observador a la primera Conferencia de Estados parte del TPAN que tendrá lugar en Viena del 22 al 24 de marzo de 2022.
Antecedentes:
El 7 de julio de 2017, después de una década de movilizaciones de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) y de sus entidades asociadas, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó un acuerdo mundial para prohibir las armas nucleares, conocido oficialmente como el “Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares” (TPAN – TPNW en sus siglas en inglés). Un Tratado que resalta el impacto humanitario catastrófico de cualquier uso de este tipo de armamento. Dos años y medio más tarde, el 22 de enero de 2021, el Tratado entró en vigor al conseguir la ratificación necesaria de 50 países. Este nuevo instrumento jurídico ofrece una alternativa poderosa a un mundo en el que no se pone fin a las amenazas de destrucción masiva. Antes de aprobar el Tratado, las nucleares eran las únicas armas de destrucción masiva que no estaban sujetas a una prohibición categórica, pese a sus consecuencias humanitarias y medioambientales catastróficas, generalizadas y persistentes. El nuevo acuerdo cubre, por tanto, una gran laguna del derecho internacional.
Qué diferencia introduce sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)
Los críticos al TPAN alegan que éste debilita al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que entró en vigor en 1970. Pero la realidad nos muestra que el TNP no ha sido efectivo, aunque haya disminuido el número total de cabezas nucleares, ha duplicado el número de países que las poseen y estamos asistiendo a una nueva carrera de modernización de las armas nucleares. El TPAN, a diferencia del TNP, obliga a asistir a las víctimas por el uso o por los ensayos de las armas nucleares y a tomar medidas para restaurar medioambientalmente las áreas contaminadas.
Mediante la prohibición explícita e inequívoca del uso de armas nucleares, el TPAN envía una señal contundente: su uso sería inaceptable desde una perspectiva ética, medioambiental y humanitaria y, además, sería ilegal conforme al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Para las entidades que trabajamos por una cultura de paz, los derechos humanos, los derechos del planeta Tierra, los derechos de las mujeres y las niñas y niños, el desarme total y universal, la justicia, la investigación y la educación para la paz, la memoria, el diálogo, los valores universalistas, la cooperación, el multilateralismo…, la Campaña ICAN y la entrada en vigor del TPAN ofrecen una extraordinaria oportunidad para seguir sumando esfuerzos para la construcción de la paz mundial.
Mientras los riesgos que tiene ignorar el Tratado son inasumibles, las oportunidades para la paz que se abren con la ratificación del mismo interpelan al Estado español y a toda su población.
En M+J lo tenemos claro.
Deseamos sinceramente que nuestro Gobierno, así como el resto de fuerzas políticas también.
Equipo de Cooperación Internacional de Por Un Mundo Más Justo