Nadie sin hogar

En Por Un Mundo Más Justo vivimos con preocupación la situación de miles de personas que viven sin hogar en nuestro país, y de millones más allá del mismo. Personas que viven sin techo, sin trabajo, sin familia, sin apoyo, en el olvido… Sin duda es una de las expresiones más dramáticas de la pobreza y de la desigualdad estructural y, como tal, debería ser una prioridad a la que dar respuesta con todos los mecanismos con los que cuenta la sociedad: públicos, privados, económicos, humanos…

El derecho universal a una vivienda digna y adecuada aparece recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y hasta en nuestra Constitución. Sin embargo, según la ONU, en el mundo hay 1.800 millones de personas que carecen de un alojamiento adecuado y se prevé que esta cifra aumente hasta los 3.000 millones de personas en 2030.

De entre estas personas se calcula que al menos 100 millones de ellas viven sin hogar en todo el mundo. En Europa, según datos de la Comisión Europea, esta realidad se ha incrementado un 70% durante los últimos 10 años, siendo más de 700.000 personas las que viven en la calle.  En España 40.000 personas viven sin hogar y el panorama no es muy alentador, ya que más de 2 millones de personas sufren situaciones de gran precariedad en la vivienda y se producen unos 60.000 desahucios al año.

Son demasiadas personas. Demasiados viajeros que van de un sitio a otro pero sin un lugar al que volver. Demasiados callejeros que pasan todo el día en la calle y también las noches. Demasiados trabajadores sin derecho a trabajar y estudiantes sin derecho a estudiar. Demasiados soñadores soñando con poder salir de la pesadilla en la que viven. Porque, ¿quién elegiría viajar sin tener un lugar al que volver? ¿Quién elegiría pasar días de soledad y noches de frío en la calle? ¿Quién elegiría sentirse inútil? ¿Quién elegiría no aprender? ¿Quién elegiría estar encerrado en una pesadilla cuyo único fin pareciera ser la muerte? Nadie.

Pocas situaciones puede haber más graves en nuestra sociedad que la de aquellos y aquellas que no tienen lugar para descansar, protegerse, acoger a otros o resguardar sus bienes y recuerdos. Un drama que se convierte en vergüenza cuando nos paramos a analizar que – aunque los últimos datos oficiales del INE datan de 2013 y los siguientes no los conoceremos hasta 2023-, el stock de casas vacías en España ronda los 3 millones y medio. Sin palabras.

Cierto que los seres humanos, y más aún los políticos, somos expertos en encontrar explicaciones y justificaciones a todas las situaciones de desigualdad manifiesta, pero en M+J no lo conseguimos de ninguna manera. Sólo nos nace denunciar una situación insostenible y que nos deshumaniza como sociedad y que se debe a muchas causas: la mala gestión en la distribución de las riquezas y en la generación de oportunidades, las deficiencias de bulto en las políticas sociales, la cronificación de la desigualdad en el acceso a recursos y a bienes y servicios, la insensibilización social que opta por invisibilizar aquello que no le agrada o que, simplemente, afea nuestras existencias… Pero lo que a nosotros nos importa como Partido son las soluciones, y estamos convencidos de que las hay. Por eso, frente a las justificaciones y causas interminables, proponemos lo siguiente:

  • Categorizar el sinhogarismo como prioridad máxima para todas las administraciones -nacional, autonómica y local- con hechos. Es decir, crear planes como la Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar de 2015 pero que lleven asociadas partidas presupuestarias específicas y políticas coherentes de vivienda que traduzcan los objetivos y metas sociales en hechos y realidades.
  • Realizar campañas de sensibilización en torno al sinhogarismo que visibilicen esta realidad, con el objetivo de promover una sociedad más humana, que no mire hacia otra parte y que se involucre demandando soluciones y participando de ellas.
  • Adoptar a nivel nacional el modelo “Housing First”[7], por el que se pone al alcance de toda persona en situación sin hogar el acceso a una vivienda digna y segura como condición indispensable para propiciar cualquier otro proceso de reincorporación al tejido social. Algunos ejemplos de este modelo serían la Fundación Rais con Hogar Sí, la Fundación Lázaro o incluso la Comunidad de Madrid con el proyecto “Construyendo Hogar” con su convenio con la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS).
  • Apoyar a toda la red de entidades del tercer sector que se dedican explícitamente a esta situación y trabajar en su coordinación con los distintos servicios públicos que existen para dar un apoyo integral y coordinado a las personas en situación de sinhogarismo.
  • Favorecer la participación de personas sin hogar en la elaboración de las estrategias frente al sinhogarismo y en los puestos de trabajo dedicados a esta problemática. Por otro lado, bonificar directamente a las empresas públicas y privadas que opten por la contratación -incluyendo los necesarios itinerarios formativos y capacitantes según el puesto del trabajo- de personas que estén o hayan estado en situación de calle.

No somos ingenuos, sabemos que los procesos de transformación social son lentos. Sin embargo, algunos de esos cambios son urgentes e inaplazables, porque está en riesgo la vida de muchas personas. Demasiadas.

Y son estas personas las que en Por Un Mundo Más Justo tienen un papel protagonista, hablando, compartiendo, decidiendo y formando parte de un grupo de personas con y sin hogar. Un grupo en el que creemos que la humanidad sabe, quiere y puede hacer que demandas legítimas y necesarias como esta se conviertan en realidad. Seguiremos escuchando, proponiendo, trabajando, visibilizando, investigando… y no cejaremos en el empeño hasta cumplir nuestro objetivo: Nadie sin hogar.

Equipo de Sinhogarismo de M+J