
Níger no solo es Níger
Vivimos con preocupación lo que está ocurriendo en Níger y en todo el Sahel. En nuestro partido tenemos un importante número de personas de aquella zona, que nos hacen, si cabe, tomar más conciencia de lo que está sucediendo.
La realidad es compleja, y el estudio de los acontecimientos no resulta fácil ni está libre de condicionamientos o manipulaciones (ofrecemos aquí el enlace a un buen artículo que puede ayudar a centrar el tema ). Por eso, en línea con la contribución que Por Un Mundo Más Justo está haciendo en los últimos tiempos a la construcción del bien común desde el rigor, el respeto y la fraternidad universal, ofrecemos aquí unas líneas con nuestro posicionamiento político.
UNA MIRADA A ASPECTOS ESENCIALES
Más allá de cualquier análisis, de las causas que han llevado a la situación actual y de lo que esté por venir (estrategias, decisiones, intervenciones…), lo que más nos preocupa son las personas víctimas en primer lugar de este y todos los conflictos. Níger es el 4º país con mayor pobreza del mundo, lo que conlleva una situación de precariedad, miseria y fragilidad para dos tercios de los 27 millones de habitantes que se estima que tiene. Son muchas mujeres, hombres, niñas, niños, ancianos…que injustamente malviven con menos de 2 euros al día, por más que tengan los mismos derechos que cualquier otro miembro del planeta Tierra .
En continuación con ese drama, todo agravamiento de la situación – llámase golpe de Estado, intervención militar externa o sanciones internacionales- sólo perjudicará más a esas personas que están en situación muy vulnerable, nuestros hermanos y hermanas.
Junto a esta preocupación, creemos que es urgente y necesario abrir la mirada más allá del acto del golpe de estado, y tener en cuenta la crisis multifactorial persistente en la que están sumidos todos los países del Sahel y, más aún, los graves problemas estructurales y las perspectivas de futuro que vive todo el continente africano en pleno sXXI, fruto, en gran medida, del “neocolonialismo” que se da de facto.
Hemos de preguntarnos qué pensamiento/visión nos domina en occidente con respecto al continente y la población africana. ¿Seguimos creyendo que son países y personas de “segundo nivel”, necesitadas sí o sí de la intervención externa para que puedan desarrollarse y salir de la pobreza? De ser así, tendríamos que reconocer con tristeza y vergüenza -quitando singulares excepciones- que tal desarrollo no llega a producirse tras décadas de ayudas o presencia de organizaciones foráneas.
Quizá es hora de que África deje de ser la “hermana pobre” del mundo, de la que todos nos aprovechamos pero que no obtiene recompensa alguna. De hecho no son pocas las voces reputadas que hablan de este siglo como el siglo de África. ¿El resto de “actores” del mundo dejaremos que así sea?
NO AL GOLPE DE ESTADO, SÍ A UNA AUTÉNTICA DEMOCRATIZACIÓN
En medio de todos estos planteamientos nos encontramos con el golpe de estado en Níger, donde Abdourahmane Tchiani se ha autoproclamado Jefe del Consejo Nacional de Salvaguarda de la Patria y ha depuesto a Mohamed Bazoum, elegido presidente en las elecciones de 2021. Dicha insurrección ya ha generado la condena por gran parte de la comunidad internacional, pero también se ha encontrado con el apoyo de organismos y países como sus vecinos Mali y Burkina Faso. Y también con un importante respaldo por parte de la población nigerina. Todo ello está generando un clima de gran inestabilidad en todo el Sahel con amenazas de respuesta militar por parte de EEUU y Francia entre otros, en lo que, para muchos se ha convertido en el nuevo foco de combate entre la OTAN y Rusia.
Como partido que cree en el poder de la democracia, no podemos más que condenar el golpe de estado, por muy buenas intenciones que pudieran tener sus impulsores. No es legítimo al no venir respaldado por la soberanía popular, que cuenta con mecanismos para manifestar su descontento o desaprobación de sus líderes políticos. La Constitución de Níger establece que la soberanía nacional pertenece al Pueblo (art 4), que este ejerce su soberanía a través de sus representantes electos o mediante referéndum (art 6), y que todos los nigerinos, civiles o militares, tienen obligación absoluta de respetar en todas las circunstancias la Constitución y el orden jurídico de la República (art 39).
Pero al mismo tiempo, creemos que tampoco es legitimable que potencias extranjeras mantengan una posición de poder en un tercer país, cuando bien sabemos que las intenciones de pacificación y democratización muy a menudo se mezclan con otras de explotación de recursos y de ampliación de poder geopolítico.
Nuestro concepto de justicia incluye el respeto y la promoción íntegra de los derechos humanos tal como están formulados en la Declaración Universal de las Naciones Unidas (ONU, 1949), lo que excluye la guerra, la violencia, las dictaduras y la corrupción.
Por todo ello, desde Por Un Mundo Más Justo, instamos a todos los actores en este conflicto – gobiernos, instituciones, ciudadanía y sociedad civil- a que apoyen las siguientes medidas:
- que se vuelva, lo antes posible, al orden constitucional y, de modo excepcional, sin que ello justifique el golpe de Estado, se convoquen unas nuevas elecciones libres y con plenas garantías democráticas, donde se restaure la soberanía a la población nigerina y se admita en el proceso a observadores internacionales;
- que, en modo alguno, se interrumpa la ayuda humanitaria a Níger, ya que la misma, y según los principios internacionales de Acción Humanitaria, debiera ser neutral e imparcial, y por tanto independiente de quien gobierne los estados;
- que se fortalezca la independencia y descolonización real en la toma de decisiones y los procesos de desarrollo de los estados africanos, prestándoles sólo el apoyo económico o humano que dichos estados demanden;
- que los organismos internacionales llamados a ser garantes del orden mundial, como lo es la ONU, den pasos decisivos para erigirse en mecanismo reales de mediación y de defensa de la paz y del bien común.
En Por Un Mundo Más Justo, por más que las circunstancias a menudo nos lo pongan difícil, no perdemos la mirada esperanzada en la capacidad del ser humano de construir sociedades plenas en derecho, iguales en oportunidades y cimentadas sobre la libertad, la solidaridad y la fraternidad.
Ojalá todo lo que estamos viviendo sea una oportunidad para ello.
Partido Por Un Mundo Más Justo (con especial participación de miembros de los Equipos de Diáspora Africana y de Cooperación Internacional y Cultura de Paz)