Por un sello contra la explotación infantil para productos cosméticos.

Hace unos días se conocía un informe de la ONG World Visión que alertaba de la práctica de la explotación infantil en la obtención de materias primas que se utilizan para la elaboración de productos cosméticos.

Sin duda, la existencia en pleno siglo XXI de realidades como la de la explotación infantil  que, como todos sabemos, afecta de modo particular a países del Sur global, es uno de los dramas más vergonzosos e incomprensibles que azota a nuestra humanidad.

Todos los que leeremos estas líneas tenemos claro que nunca permitiríamos que nuestros hijos, nietos, sobrinos, etc fuesen explotados con trabajos forzados. Sin embargo más de 160 millones de niños en todo el mundo -1 de cada 10 de los que aproximadamente hay hoy en nuestro planeta son víctimas de alguno de los 7 tipo de explotación que se dan.

Una gran parte de ella, se da en contextos de trabajos en agricultura o minería, sectores que concentran la extracción del 30% de los productos usados para la elaboración de cosméticos, como la mica, la vainilla o el karité.

Ante ello, como partido que trabaja desde sus orígenes por la justicia social a escala global, la defensa de las personas y colectivos más vulnerables de todo el mundo, y con una mirada particular a los países empobrecidos, apoyamos la creación de un sello explícito de no participación en explotación infantil para productos cosméticos.

No deja de ser una contradicción dolorosa que, para el “embellecimiento” de unos, utilicemos algo tan suciamente feo como el maltrato infantil.

Es cierto que los sellos de Comercio Justo – Faitrade ya incorporan a sus elementos de valoración la no explotación infantil, pero apostamos por una explicitación en la denuncia de esta perniciosa práctica, como se ha hecho en otros ámbitos de vulneración de derechos o comportamientos crueles -como el maltrato animal, cuyos sellos que certifican la ausencia de los mismos son cada vez más habituales en los propios productos cosméticos. 

Por otro lado, la implementación de este sello ético y de calidad, tendría que ir en paralelo a la mejora de las condiciones de obtención de las materias primas en cuestión, no necesariamente a la erradicación de su uso, porque, de hecho, son muchas las familias en el mundo cuya subsistencia depende del cultivo o extracción de alguno de esos productos

En el horizonte de nuestra propuesta política no cabe un mundo donde unos vivamos a costa de otros, donde la desigualdad se cebe con los más débiles o donde hagamos la vista gorda ante aquello que atenta directamente contra los derechos humanos y la dignidad de las personas. Máxime si estamos hablando de infancia.

Contamos contigo para hacerlo realidad.

Equipo de Infancia de M+J.