Salvar, tolerar, querer, acoger... migrar. 5 verbos en primera persona tras el hecho migratorio.

18 de Diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes

En el contexto de este 18 de Diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes, 5 afiliados de nuestro partido, originarios de otros tantos países han querido compartir con nosotros sus reflexiones en torno a dos preguntas que les hemos planteado:

1- ¿Por qué las personas migrantes somos parte de la solución y no del “problema”?
2- ¿Qué cosas deberían cambiar en nuestra sociedad para que todas las personas migrantes se sintiesen ciudadanas de pleno derecho en España?

LA MIGRACIÓN SALVA VIDAS

Carlos Vicharra Artega, afiliado nacido en Perú.

1. Personalmente, creo que somos parte de la vida de todos, azules, morados, naranjas, rojos e incluso los verdes, ya que, si yo no estuviera aquí, faltaría esa “parte” que ocupo en estas tierras, a la que, sea mucho o poco, siempre contribuyo.

En los años que llevo me siento contento de haber puesto mi granito de arena en esta sociedad. Entre otras cosas, he ayudado a chavales de barrios periféricos a salir adelante y he sido voluntario con las ambulancias de Cruz Roja, donde, asistiendo en algunos accidentes pude ayudar a personas. Imagino que si, a todas esas personas le hicieran hoy la pregunta…, bien responderían que los migrantes somos parte de la solución.

Más allá de mi y de mi familia -que contribuimos a la construcción de la sociedad en nuestro día a día, trabajando, comprando, relacionándonos, ayudando..- hay ejemplos con mucha más resonancia social que nos confirma todo esto. Sin ir más lejos, en un ámbito tan mediático como es el futbol sabemos de personas venidas de “fuera” que bien se han convertido en “importantes activos” para nuestro país. Es el caso de Ansu Fati, nacido en Guinea Bisáu y que hoy en día es unas de las mejores promesas de la selección española, donde “de todos los colores…” celebran sus goles.

También este verano se hicieron eco los medios, de dos hermanos senegaleses, Fallout y Aliu hermanos, vendedores del “top manta”, que participaron en el rescate de una adolescente en una playa de Marbella. Sin la ayuda de los hermanos la historia seria distinta, para ellos como migrantes y para la familia de la adolescente. Sin ellos… bien hubiera cambiado el destino de un buen puñado de personas.  Y también pudimos saber de Gorgui Lamine, otro senegalés, sin papeles, quien salvó de un incendio a una persona de Dénia. No se lo pensó dos veces y arriesgó su vida para salvar a una persona.

Sin duda, las personas migrantes, cuando nos dejan… somos parte de la solución. Incluso… salvamos vidas.

2. Creo que es fundamental trabajar desde la educación -la formal, en la escuela, pero también la cotidiana en el seno de las familias- para que los niños aprendan desde temprano a no rechazar a otras personas por cualquier circunstancia que los diferencie, entre ellos la procedencia, la raza, la religión… Es triste comprobar que aún hay sectores de nuestra sociedad que parece que alimentan la visión de que hay “ciudadanos de primera” y “ciudadanos de segunda… o tercera.. o cuarta”. La Declaración de los Derechos Humanos rotundamente afirma que no es así. Pero las declaraciones son solo palabras si no van acompañas de hechos.

SOMOS UN EJEMPLO DE TOLERANCIA REAL

Gabriela Chaparro Aguirre, afiliada nacida en México.

1. Independientemente de las razones por las que uno migra, el sentimiento de soledad nunca nos deja, deseamos desesperadamente sentirnos en confianza, en familia y sobre todo pertenecer al lugar donde estamos, sea de la manera que sea. Creo que la más viable es trabajando. Así, aunque no formes del todo parte de la sociedad del país al que estás llegando, sí que te sientes productivo, y que, al fin, estás empezando con algo.

El dejar todo atrás implica muchas emociones y que, tal vez, la gente no te acepte del todo. Pero siempre recuerdo algo que decía mi madre: «Tu trabajo, ése, es la mejor tarjeta de presentación. Mientras cumplas y des un poco más, siempre serás bienvenida donde sea. Honestidad, puntualidad y esfuerzo, ésa es la fórmula para siempre tener las puertas abiertas.»

Lo que menos desea un migrante son problemas. Todos buscamos paz, un lugar seguro, un lugar con mayores oportunidades laborales y personales. Deseamos un desarrollo pleno, por eso no deberíamos ser nunca parte del problema. Además de contribuir con la fuerza laboral podemos hacerlo del lado humano. Somos conscientes de lo difícil que es iniciar, dejar, soltar, reaprender, reeducar, deconstruir… ciertos pensamientos y tener la apertura para conocer y respetar otras culturas. Pero aún así, nosotros somos un ejemplo de tolerancia real.

2. A pesar de que sufrí ataques físicos por el hijab, la ciudad española a la que llegué me recibió de maravilla. Hubo gente maravillosa que me acogió. Desde encontrarme un lugar para quedarme hasta personas que me donaron TODA la ropa -lo recalco: cada una de las prendas- de mi hijo, la carreola (el carrito de bebé)… Personas de la mezquita, de la iglesia… diferentes organizaciones -como Cáritas, el Centro de la Mujer…- y programas de ayuda… Siempre hubo alguien velando por nuestro bienestar.

Los trabajos que tuve fueron a través de la Mezquita y fue una maravilla. Los musulmanes turcos, palestinos, marroquíes… cada uno de ellos puso un pan en la boca de mi hijo y siempre hubo mujeres que brindaron atención médica gratuita a mi hijo.

Sin embargo, es cierto que a veces parece que al mundo le ofende nuestra presencia. Más aún si somos personas convertidas al Islam.  Porque, aunque fueron más las cosas positivas que las negativas, aún falta mucho por hacer. Uno no deja su lugar de origen por gusto. Por eso duele encontrarse con personas -en mi caso sobre todo mujeres y hombres mayores- que me sacaron lágrimas y sangre por sus ataques islamófobos hacia mi persona y mi hijo. En ese sentido falta mucho por hacer, especialmente en lo relativo a la protección legal a mujeres y menores, vengan de donde vengan, sean de la condición que sean. También es necesaria formación, para combatir la desinformación, por ejemplo en torno a temas del Islam, el hijab…

Y en el ámbito legal, hacen falta traductores para mujeres que, como yo, huyen de la violencia doméstica, o cualquier otro tipo de violencia (sexual, verbal, económica…). Incluso algunas mujeres tardamos hasta 12 años en conseguir un divorcio, especialmente las casadas con musulmanes, cuando el Islam nos da derecho a ello.

Por ello, formo parte de un partido que cree en la ciudadanía global, desde el deseo que a todos nos una el amor fraternal.

DEJADNOS DE ODIAR: QUEREDNOS.

Gilbert Gouba, afiliado nacido en Burkina Faso.

1. A nadie se le escapa que la inmigración incide positivamente tanto en la economía de nuestros países de origen como en la de aquellos en los que nos asentamos. Es el caso de la agricultura, que sigue funcionando y produciendo riqueza con la aportación casi exclusiva de la inmigración. También el inmigrante ocupa un lugar importante en el mantenimiento y crecimiento de la Hostelería… y de otros sectores.

Por eso es un error que haya políticos o personas en general que crean que la inmigración es un problema.

Yo pienso que todas las personas tienen derecho a vivir. Por eso no entiendo que un inmigrante  tenga que renunciar a ese derecho y elegir entre la vida y la muerte. Porque eso es lo que le empuja a subir a una patera para cruzar el mediterráneo… sin importarle los riesgos que conlleva. Si elegimos vivir -y una vida que contribuye al bien de los otros-… el resto de la humanidad debería apoyarnos, ayudarnos y facilitárnoslo.

2. Son necesarios cambios para los “inmigrantes sin papeles”. Necesitamos una regularización que nos permita a todos buscar un trabajo dignamente y, sencillamente, vivir sin tener que sufrir abusos policiales o desposeyéndonos de nuestras cosas y tratándonos como animales. Así se se sienten muchos de los que venden las cosas en mercadillo, en la calle, o los que piden dinero en los semáforo o en el supermercado.

Por otra parte, hay que terminar con el odio contra los inmigrantes. Ese odio nos mata, cuando todos venimos con misión de paz, buscando una vida mejor.. Por eso le pedimos a los españoles: dejadnos de odiar; querednos. En ese sentido los primeros que deberían vivir en esa actitud deberían ser los políticos, que son el espejo de la sociedad. Tendrían que dejar de considerar a los “inmigrantes” como algo “aparte” y buscar solución para toda la ciudadanía.

Por último, las personas migrantes queremos que nos dejen expresarnos. No queremos que la gente hable por nosotros, sino que nosotros mismos podamos dar nuestro testimonio y a portar soluciones.

POR QUÉ NO PREGUNTARLES CUANDO LLEGAN…

Maricel Acea Rodríguez, afiliada nacida en Argentina

1. Somos parte de la solución y no el “problema”, porque tenemos otra mirada, arrastramos otra historia y tenemos mucho para dar.

Estamos en el país que elegimos, o quizás nos eligió a nosotros sin saberlo porque nos necesita… Somos como una semilla transplantada que crece con más fuerza y vida cuando puede ver la luz y empezar a respirar en paz.

Llegamos solos o acompañados, con ilusión y ganas y pensando en “construir”. Somos valientes, luchadores, agradecidos a la tierra que nos acoge y echamos raíces. Trabajamos, crecemos, envejecemos, les enseñamos a nuestros hijos a amar la tierra que pisamos y no traicionarla. Todo eso es nuestro orgullo.

2. Soy inmigrante en España desde hace 20 años. Mi padre también lo fue… justo cruzando el océano en la otra dirección. He tenido la oportunidad de compartir muy de cerca tiempo con personas inmigrantes y refugiadas en España, de variados colores, lenguas y creencias y también en el país que me vio nacer.

Muchos han llegado a este país y no han tenido la misma suerte que yo que, aunque pasé años difíciles, mirando siempre al otro lado, tratando de explicarme y explicar mis motivos, con el corazón repartido… hoy me siento afortunada.

Las leyes actuales de inmigración y extranjería no permiten que el que llega se integre al mercado de trabajo. Los obliga a ser “legales” o “ilegales”, sin permiso a casi nada.  Durante mucho tiempo estas leyes provocan marginación, pobreza y enormes gastos a la sociedad. Estas leyes los empujan al trabajo laboral “en negro”, sin beneficios, ni dignidad. Y les impide aportar al sistema, que debe ser el que nos asista y procure el bienestar de su población. Algunos son incluidos en programas de acogida, a los cuales están agradecidos. Pero estos sistemas gastan muchas veces demasiados recursos, y los dejan apartados mucho tiempo de la sociedad a la que quieren pertenecer, a la espera de una legalización que muchas veces no llega. Y así, deben retornar o salir de estos programas sin haber podido devolver algo de lo que han recibido, llenos de miedo, incertidumbre y sensación de fracaso.

La obligación de empadronamiento para gozar de muchos servicios básicos, incluso muchas veces para escolarizar a sus hijos, se vuelve -entre tantas normas- muy cruel y un obstáculo insalvable….

Por qué no preguntarles cuando llegan…:

¿Qué quieres hacer? ¿Cuál es tu oficio? ¿A qué te dedicabas en tu país? ¿En qué puedes aportar de forma inmediata? ¿Qué planes tienes?

Nos sorprenderían las respuestas….. ¡Y ahorraríamos tanto tiempo, dinero y tantas angustias…!

Quiero colaborar, pero creo que todo lo que pueda decir es poco, hay que crear conciencia y hay que evitar que el odio se siga sembrando. Hay que dar ejemplo y presionar para que las leyes cambien. Es urgente, quema, no podemos mirar para otro lado.

TODOS FUIMOS, SOMOS O SEREMOS MIGRANTES.

Sahim Yoni Gueye, afiliado nacido en Senegal

1. En el Dia Internacional de las Personas Migrantes, cabe recordar que la migración es un fenómeno natural que caracteriza los seres vivos, empezando con los pájaros que viajan de un punto a otro del planeta. El ser humano siempre ha migrado desde la madre tierra África hasta los diferentes continentes del mundo. Parece que los países del Norte global piensan que son los únicos que pueden migrar donde quieren sin ningún obstáculo. En cambio, los ciudadanos del Sur global no pueden migrar en busca de una vida mejor, o huir de desastres humanitarios causados en su mayoría por multinacionales, élites del Norte y sus lacayos del Sur Global. Hay que recordar que hoy en día, si Europa disfruta de un “desarrollo económico”, es en gran parte gracias a los migrantes que ejercen los trabajos más duros, invisibilizados pero imprescindibles para el funcionamiento del sistema. Los migrantes somos los que generamos la riqueza de los países ricos, pero se nos discrimina, somos focos visibles del racismo estructural e institucional… Y se olvida, que, sin lugar a dudas, somos parte de las soluciones.

2. A día de hoy el Estado español se ha convertido en gendarme de la Frontera sur de las políticas antimigrantes de la Unión Europea. Desde Ceuta y Melilla, pasando por el mediterráneo hasta las Islas Canarias, los migrantes del Sur global somos víctimas de esas políticas de la Europa que, bien a menudo, se pueden etiquetar de neoliberales racistas. Como personas migrantes residentes o en tránsito del Estado español pedimos el fin del racismo social, el cierre de los CIE’s, la derogación de la Ley de Extranjería -que condena a los migrantes a la clandestinidad perpetua-. En definitiva, queremos el fin del racismo institucional y de las redadas racistas. Como migrantes queremos que respeten nuestros derechos como los del resto de ciudadanos, independientemente de donde vengan. Por eso son “derechos humanos”. Sin olvidar que todos fuimos, somos o seremos migrantes.

Feliz día a todos los migrantes del mundo.

 

En el partido político Por Un Mundo Más Justo, hacemos nuestras las demandas de las personas migrantes en pos de una sociedad más humana, inclusiva y fraterna. Por eso trabajamos por la Ciudadanía Global, el libre tránsito de personas, la cooperación eficaz en el desarrollo de los países de origen para que siempre prevalezca el “derecho a no tener que emigrar”, la creación de rutas seguras de migración, la regularización de todas las personas migrantes en situación irregular y las políticas activas que favorezcan la acogida, el acompañamiento y la plena inclusión de todos los seres humanos que vengan a nuestro país. Estamos convencidos de que ese es el “dibujo social” que la humanidad espera y nuestro mundo necesita. Y sabemos que, sumando voluntades y esfuerzos, tarde o temprano nuestro relato de justicia, equidad y solidaridad se hará realidad. Por eso queremos contar contigo. Porque los sueños -los de Carlos, Gabriela, Gilbert, Maricel, Sohim… y tantos otros- cuando se comparten…siempre están más cerca de hacerse realidad. ¿Te + sumas?