Suenan tambores de guerra mundial

Ante los “tambores de guerra”, M+J quiere contribuir a un análisis integral de la situación, aportando datos, reflexiones y propuestas, que nos ayuden e incentiven a ver luces y no permanecer indiferentes o bloqueados.

Basta hacer una búsqueda en internet con los términos “Tercera Guerra Mundial” para quedar alarmado por el número de medios que empiezan a hacerse eco de esta expresión.

En efecto, como dice el Papa Francisco, el mundo parece estar deslizándose hacia un conflicto global.

Y es que resulta una peligrosa simplificación de la realidad hablar simplemente de “las guerras de Ucrania y Palestina”. Estamos siendo testigos de una tensión creciente a nivel global caracterizada por los siguientes elementos:

  • En primer lugar, la guerra de Ucrania está provocando ya la movilización y preparación de una respuesta en bloque de 32 países aliados.
  • En segundo lugar, la guerra de Palestina se ha convertido ya en la guerra de Oriente Medio, con bombardeos y enfrentamientos en Israel, Palestina, Siria, Líbano, Irak, Yemen e Irán, con la participación de Estados Unidos a favor de Israel y el apoyo de Rusia a favor del llamado “Eje de Resistencia”.
  • En tercer lugar, porque la enorme ola internacional de inversiones en armamento y de incrementos en los presupuestos de defensa está produciendo un intenso proceso de rearme global, especialmente en Occidente.
  • En cuarto lugar, porque la política de alianzas entre países no se limita solo a Occidente. Debemos mirar la alianza ya formal en cuestiones de defensa entre China, Rusia e Irán, llamada por algunos CHIRU
  • En quinto lugar, porque las guerras están afectando seriamente al comercio global, generando como consecuencia una subida alarmante de los precios. Situación agravada tras los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen a los buques de mercancías en el Mar Rojo, que ha multiplicado el precio del transporte naval.
  • En sexto lugar, porque no debemos perder de vista el elemento con mayor potencial desestabilizador a nivel global; la creciente tensión entre China y EEUU, no solo reflejadas en cuestiones relacionadas con la impagable y disparada deuda pública estadounidense (financiada en su mayor parte por China), la guerra comercial entre ambos y la guerra monetaria, sino también en cuestiones geoestratégicas como demuestran las recientes tensiones en torno a Taiwan y Filipinas.
  • En séptimo lugar, porque no solo hay guerra en el Este de Europa y en Oriente Medio. Deberíamos mirar también lo que está ocurriendo en Myanmar y en el continente africano, especialmente, en el Sahel, donde los intereses de Rusia y Estados Unidos vuelven a estar enfrentados.
  • Finalmente, debemos tener en cuenta los efectos desestabilizadores que suponen Al Qaeda y el Estado Islámico, ambos enfrentados entre sí, y con presencia en el Sahel, África Central, África Oriental, África del Norte, Afganistán y Asia Sur-Oriental.

No olvidamos en el diagnóstico el papel que está jugando la India, hoy el país más poblado del mundo y más preocupado por el momento en su propio proyecto de crecimiento económico y cohesión nacional que en definir su ambigua postura en los conflictos actuales. Tampoco olvidamos a Latinoamérica, hoy muy fragmentada, con alianzas regionales muy débiles y en guerra contra el narcotráfico. Es evidente que ambos actores tienen un rol importante que jugar.

En paralelo a todos estas guerras y conflictos, el cada vez más evidente declive de EEUU como hegemonía mundial, abre el camino hacia un nuevo orden mundial. Un orden multilateral en el que EEUU y UE son solo dos actores más. La pregunta que la historia tendrá que resolver es si este orden nacerá tras una nueva guerra mundial, o si la humanidad aprenderá de sus errores y conseguirá adaptar el orden internacional sin una guerra a gran escala.

A continuación, y por limitaciones evidentes en la extensión de este artículo, nos centramos en una descripción más detallada de los dos primeros elementos:

Posible respuesta en bloque de la OTAN ante la guerra de Ucrania:

La guerra de Ucrania comenzó el 22 de febrero de 2022 con una agresión unilateral por parte de Rusia en Ucrania en protesta por la expansión de la OTAN, que en contra de la promesa realizada por EEUU a Boris Yeltsin en 1989 de no expandirse hasta la frontera con Rusia, lo hizo al incorporar a Polonia en 1999 y a los países bálticos en 2004. El ataque de Rusia quiso ser un ataque preventivo ante la probable entrada de Ucrania en la OTAN.

Esta guerra ha provocado ya más de 8 millones de refugiados, 70.000 fallecimientos de militares rusos, 250.000 militares rusos heridos, 30.000 militares ucranianos fallecidos y unos 100.000 militares ucranianos heridos y casi 10.000 ciudadanos ucranianos civiles fallecidos.

Imagen obtenida de: https://liveuamap.com/

Lejos de remitir, todo apunta hacia una escalada de la guerra en Ucrania. El pasado 23 de enero la OTAN comenzó sus maniobras Steadfast Defender 2024 movilizando 90.000 efectivos de 32 países (31 países miembro y Suecia), más de mil vehículos de todo tipo y decenas de aviones y buques de guerra. Las maniobras durarán hasta finales de mayo. Comenzarán en Alemania y Polonia, para continuar posteriormente por tierra y aire por los tres países bálticos, Rumanía y Noruega, concluyendo en el espacio marítimo del Atlántico, el mar del Norte y el mar Báltico. La OTAN no ha realizado maniobras de esta escala desde tiempos de la guerra fría.

El objetivo de las maniobras es preparar a la OTAN para una respuesta coordinada, rápida y contundente frente a un eventual ataque a un país miembro, hipótesis que se cumpliría si se aprobara la entrada de Ucrania en la OTAN.

En este contexto se entienden las palabras del primer ministro eslovaco Rober Fico el pasado 20 de enero diciendoBloquearemos y vetaremos la adhesión de Ucrania a la OTAN, porque no sería otra cosa que la base para una tercera guerra mundial”.

Guerra en Oriente Medio:

Los bombardeos de Israel a Palestina han provocado ya 25.000 muertes (en su mayor parte mujeres y niños) y se estima que hay 8.000 cadáveres sepultados entre los escombros. Los bombardeos se producen en respuesta al ataque terrorista de Hamás, que el pasado 7 de octubre asesinó a sangre fría a más de 1.400 personas (en su mayor parte civiles) y secuestró a 240 personas civiles. El ataque de Hamas se produjo en respuesta a décadas de ocupación israelí y porque entendían que “la causa de Palestina se estaba desvaneciendo y que solo la violencia podía revivirla”.

La brutal respuesta militar de Israel ha provocado que Sudáfrica denuncie a Israel por genocidio ante el Máximo Tribunal de las Naciones Unidas.

La guerra entre Palestina e Israel es hoy una guerra regional que enfrenta dos grandes bloques. Por un lado Israel, con el apoyo de EEUU y las fuerzas kurdas, que fracasaron al intentar dibujar un país propio (Kurdistán) en la definición de fronteras tras la primera guerra mundial, y que hoy son rebeldes independentistas en Siria, Turquía, Irak e Irán. Este bloque contaría también con las simpatías de Arabia Saudita (país suní enemigo histórico de Irán, que es chií), Emiratos Árabes Unidos, Oman, Barein, Kuwait y Jordania.

Y por otro lado, el bloque llamado “Eje de Resistencia”, con el liderazgo de Irán y apoyado por Siria, las fuerzas de Hezbolá en Líbano, milicias chiíes en Iraq, Hamas y los rebeldes hutíes en Yemen. Este segundo bloque goza también de la simpatía de Rusia.

Imagen obtenida de: https://elpais.com/internacional/2024-01-21/una-region-en-llamas-los-11-focos-de-conflicto-en-oriente-proximo.html

Solo una causa une ambos bloques, la guerra contra el Estado Islámico, enemigo común, tanto del bloque Iraní, como de EEUU y los kurdos.

La situación del gobierno de Irak es compleja, ya que por un lado condena los bombardeos de Israel y por otro es aliado de Estados Unidos en su guerra contra los terroristas del Estado Islámico, manteniendo además una relación de acuerdo tenso con los kurdos, que gozan de gran autonomía de gobierno en el Kurdistán Iraquí.

Turquía también mantiene una posición compleja, siendo por un lado aliado de EEUU en la OTAN, y por otro, en guerra abierta contra los rebeldes kurdos.

En estos momentos Israel no solo bombardea Palestina, sino que también realiza ataques aéreos contra Siria y Líbano, en respuesta a los proyectiles lanzados por Siria y Hezbolá (Líbano), que atacaron a Israel para intentar detener los bombardeos contra Palestina.

Por su parte, EEUU bombardea a los rebeldes hutíes en Yemen, en respuesta a sus ataques contra buques de mercancías en su paso por el Mar Rojo. Los rebeldes hutíes han realizado desde noviembre un total de 27 ataques a diferente buques, en apoyo a la causa palestina, afectando a mercancías de 50 países. Como consecuencia, más de 2.000 barcos han optado ya por rodear el continente africano en su transporte de mercancías entre Europa y Asia, encareciendo el precio de los fletes un 170%. Los rebeldes hutíes controlan el 30% del territorio yemení y mantienen una revolución contra su gobierno, en una guerra civil que dura ya 10 años y que provocó la participación de Arabia Saudí, que para contener a los hutíes arrojó durante los últimos 7 años más de 70.000 bombas, en su mayoría estadounidenses. La guerra de Yemen ha provocado ya 377.000 muertes.

Los ataques yemeníes a los buques en el Mar Rojo han afectado al comercio internacional, lo único por lo que China levanta la voz. China está pidiendo a Irán que pare los ataques de sus aliados hutíes.

En respuesta a los ataques de Israel contra Siria, Rusia parece estar desplegando fuerzas de combate para patrullar la frontera entre Israel y Siria con el fin de disuadir los ataques israelíes, y en apoyo a Irán, que a su vez ha apoyado con armamento a su aliado ruso en la guerra contra Ucrania.

Por su parte Irán está bombardeando algunas zonas controladas por el Estado Islámico en Irak y Siria y ha atacado posiciones de la agencia de inteligencia israelí en estos países. En respuesta Israel ha matado con drones en territorio iraní a media docena de científicos involucrados en el programa nuclear iraní.

El conflicto entre Irán y EEUU (ambas potencias nucleares) aumenta significativamente la tensión de la zona. Desde el 7 de octubre, las milicias proiraníes han llevado a cabo cerca de un centenar de ataques contra las bases de EE UU en Irak, provocando decenas de heridos. Washington ha respondido matando a una treintena de milicianos chiíes, incluido a uno de sus principales comandantes, Mushtak Taleb al Saidi, en un ataque con drones en Bagdad el pasado día 4 de enero. Conforme escribimos estas líneas se confirma un ataque a una base americana en el noroeste de Jordania realizado por un avión no tripulado que ha dejado tres militares estadounidenses muertos (primeras víctimas americanas desde que se iniciaron los bombardeos en Gaza) y decenas de heridos. EEUU acusa a fuerzas pro iraníes que operan en Siria e Irak y asegura que habrá represalias.

Por su parte los kurdos, con sus Fuerzas Democráticas Sirias, han conseguido controlar el norte de Siria, con el apoyo de EEUU, a pesar de que EEUU aún mantiene al PKK (Partido de los trabajadores del Kurdistan) dentro del listado de organizaciones terroristas. La guerra de Siria ha provocado desde 2010 medio millón de muertes y 12 millones de desplazados, provocando la mayor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial. Este conflicto comenzó con la Primavera Árabe en 2011 (una revolución democrática que puso fin en el mismo año a los regímenes autoritarios de Ben Ali en Túnez, Gadafi en Libia, Mubarak en Egipto y Saleh en Yemen, tras mantenerse en el poder 23, 42, 30 y 21 años respectivamente). En Siria el conflicto enfrentó tres bloques, todos ellos guerreando entre sí, por un lado el gobierno sirio de Al Assad con el apoyo de Rusia e Irán, por otro las fuerzas rebeldes kurdas con el apoyo de EEUU y por otro el terrorista Estado Islámico que se creó en Siria aprovechando este conflicto.

Turquía también está intensificando sus bombardeos contra los rebeldes en Kurdistán, bombardeando sus posiciones en territorio sirio, iraquí e iraní.

El conflicto entre Azerbaiyán (más rico y apoyado por Israel, Turquía y Pakistán) y Armenia (apoyado por Irán) añade más gasolina al fuego de Oriente Medio. En septiembre Azerbaiyán ha expulsado a 100.000 armenios que vivían en la región de Nagorno –  Karabaj (autoproclamada república armenia en territorio de Azerbaiyán), poniendo fin, por la fuerza, a un conflicto que desde la caída de la URSS había provocado dos guerras abiertas con más de 40.000 muertes y un millón de desplazados. Tanto Rusia como Irán han desplegado fuerzas en el pasado en esta zona para controlar la fuerza de Azerbaiyán. A pesar de que Azerbaiyán es tan chiita como Irán, la occidentalización laicista de Azerbaiyán y sus aliados occidentales tensionan a Irán.

Finalmente, el más reciente componente de este conflicto se ha dado entre Irán y Pakistan, ambas potencias nucleares. El pasado 16 de enero Irán bombardeó a un grupo yihadista suní en territorio pakistaní. Dos días después Pakistán respondió con el bombardeo de bases insurgentes baluchíes (chiitas en Pakistán). Aunque estos ataques no guardan una relación directa con el conflicto de Isael y Palestina, sí pretenden realizar una demostración de fuerza de Irán.

Causas de la inestabilidad global. Nuestro diagnóstico:

Pensamos que la situación actual a nivel global es la más inestable que el mundo ha conocido desde la segunda guerra mundial. Consideramos que, en gran medida, las guerras, tensiones y conflictos actuales son consecuencia de:

  • El abuso del recurso a la guerra y el irresponsable uso de la fuerza por parte de Occidente, muchas veces por cuestiones geoestratégicas o vinculados con la explotación de recursos naturales: Los casos más claros son:
    • Guerra de Afganistán en 1979: De entre todos los conflictos que tuvieron lugar durante la guerra fría, la invasión de Afganistán por parte de Rusia, y el consecuente apoyo de EEUU a las fuerzas talibanes, fue la que ha demostrado tener efectos más desestabilizantes en el largo plazo.
    • Guerra de Irak en 2003: La invasión unilateral de Irak, apoyada en primera instancia por EEUU (Bush), Reino Unido (Blair) y España (Aznar) y justificada en la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak (justificación que resultó ser falsa), supuso el mayor error de los últimos 40 años, deslegitimando completamente el uso de la fuerza por parte de las fuerzas occidentales.
  • El fin del crecimiento económico: La primera Guerra Mundial fue la consecuencia inevitable* de una competencia feroz de las potencias occidentales por ampliar la extensión de sus colonias. A comienzos del siglo XX prácticamente no quedaban territorios sin haber sido colonizados y la única salida para crecer era arrebatarse colonias unos a otros. Algo similar ocurre hoy con el crecimiento económico. Durante la segunda mitad del siglo XX el mundo creció económicamente a ritmos nunca vistos antes, permitiendo así que todos los países del mundo crecieran sin necesidad de competir unos con otros por el empleo. Todo esto cambió con la gran crisis global de 2008, donde se puso de manifiesto que el mundo había llegado a su límite de utilización de recursos naturales, lo que provocó un terrible incremento de los precios del petróleo y de los alimentos. Desde entonces, el crecimiento económico mundial se ha reducido desde tasas del 5,5% anual a las tasas actuales del 3% anual. Desde 2008, al haber llegado a un techo claro en la producción y consumo de recursos naturales, comienzan los juegos de Suma Cero en los que solo es posible crecer más si otro país crece menos. Esto ha conducido al mundo a una guerra comercial y fiscal sin precedentes en los que todos los países compiten por atraer el capital para generar empleo en su interior y a tensiones geopolíticas cada vez mayores.
  • La pobreza y desigualdad en el mundo. Aunque es evidente que la pobreza y la desigualdad en el mundo son claras consecuencias de la guerra, podrían también estar actuando como causa. En los países menos desarrollados, la debilidad de las instituciones y la ausencia de un sistema de defensa y seguridad robustos, permiten que se alojen movimientos terroristas y revolucionarios radicales. Por otro lado, la pobreza, la ausencia de oportunidades de empleo y la imposibilidad de migrar aumentan la posibilidad de que los jóvenes terminen sumándose a estos movimientos.
  • El Yihadismo terrorista global: Tanto Al Qaeda como el Estado Islámico nacen en momentos de crisis de países islámicos. Constituyen sin lugar a dudas el enemigo número uno a batir a nivel global. Ambos grupos tienen como fin llevar el Islam radical al mundo entero, conciben la guerra y el terrorismo como medios principales para alcanzar sus fines y no están condicionados por ningún tipo de límite moral en sus medios.
  • Revolución Democrática: Cuando se analizan los acontecimientos que el mundo ha vivido en las últimas dos décadas, se percibe un creciente sentimiento pro democrático en los países árabes. Los acontecimientos ocurridos durante la Primavera Árabe, en los que la población exigía a sus dictadores más derechos sociales y más democracia, son un signo de esperanza, especialmente en aquellos casos en los que las manifestaciones se produjeron de manera pacífica. Lamentablemente, estos levantamientos produjeron en algunos casos, como en Siria, una situación de enorme inestabilidad, que aún está por resolverse.
  • La polarización política en Occidente: Desde la crisis de 2008, con sus amargas consecuencias económicas en grandes sectores de la población occidental que ven imposible vivir como vivieron sus padres, las posturas radicales y populistas a izquierda y derecha han ido ganando cada vez más respaldo. La mayor parte de los países de la OCDE sufren hoy conflictos políticos internos provocados por bloques ideologizados que realizan análisis simplistas de problemas complejos.

Aunque la polarización podría verse más como una consecuencia del estancamiento económico mundial, que como una causa del mismo, es evidente que en un ambiente de división y conflicto, y con análisis poco rigurosos de un lado y de otro, no se van a tomar las mejores decisiones para arreglar esta situación.

Nuestras propuestas. Consideramos que la Unión Europea debe liderar los siguientes cambios en la estructura internacional:

  • Reforma de las Naciones Unidas. La principal resistencia frente a una democratización de las Naciones Unidas ha sido siempre evitar dar más poder a países no democráticos. Sin embargo, hay tres factores que socavan este argumento: En primer lugar, la ausencia de potencias democráticas como Japón y Alemania, solo argumentada por ser perdedores de una guerra que ocurrió hace 80 años. Por otro lado, el evidente uso abusivo y continuado de la guerra como recurso para resolver problemas por parte de las democracias occidentales, que no les diferencia respecto de otros países no democráticos. Y finalmente, el comportamiento interesado de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que les conduce a actuar de manera diferente ante casos similares, desprestigiando a la ONU.

Se hace imprescindible una reforma de la ONU, una institución internacional que se diseñó en el contexto de la segunda guerra mundial y que ya no obedece a la actual configuración global. No es posible construir una arquitectura multilateral que defienda el bien común por encima de los intereses nacionales sin renunciar al interés de los países que se benefician de la actual configuración de la ONU.

Las reformas más urgentes pasan por dotar de más poder a la Asamblea General (que actualmente tiene solo un poder simbólico) y modificar el esquema del Consejo de Seguridad reformando los privilegios de sus cinco miembros permanentes (EEUU, Francia, Reino Unido, China y Rusia).

  • Se hace imprescindible el establecimiento de acuerdos globales que faciliten:
    • Una regulación financiera global que desincentive la especulación cortoplacista que genera inestabilidad en los mercados financieros.
    • Una política fiscal coordinada que termine con la competencia entre países por atraer el capital a base de reducir el impuesto de sociedades, entre otros, y que está provocando una carrera hacia atrás, erosionando los presupuestos públicos de todos los países del mundo.
    • Un sistema de comercio internacional justo que permita a los países en vías de desarrollo exportar sus productos en los mercados de la OCDE sin forzarles a comprar los productos de la OCDE.
    • Un sistema de migración que permita una migración con derechos en ambos sentidos y no solo en uno. Una migración que debe regularse mediante el establecimiento acordado de cuotas migratorias anuales, favoreciendo flujos ordenados y legales, en lugar de los flujos irregulares actuales provocados por la imposibilidad de obtener visados.
  • Se hace imperativo un sistema de cooperación internacional sólido y eficaz que facilite a los estados de los países en desarrollo los fondos necesarios para garantizar derechos humanos básicos.

El sistema de cooperación debe aumentar considerablemente las transferencias directas a los presupuestos estatales (procedentes de países o instituciones multilaterales) sin reducir el sistema de cooperación realizado por organizaciones no gubernamentales.

Es necesario reducir significativamente la burocratización y condicionalidad de los proyectos de cooperación y se debe acabar con las condiciones que el sistema de cooperación actual impone a los países en vías de desarrollo, en materia de seguridad y control de la migración. Este tipo de proyectos no deben ser considerados como Ayuda Oficial al Desarrollo.

  • El establecimiento de criterios morales estrictos que justifiquen una guerra. Para que una guerra esté justificada deben cumplirse todas estas condiciones**, no vale con algunas de ellas:
    • Que el daño causado por el agresor sea grave, cierto y duradero. Esto elimina la justificación de toda guerra preventiva.
    • Que todos los demás medios para rescindirlo hayan resultado impracticables o ineficaces.
    • Que se cumplan serias condiciones para el éxito. Es decir, asegurándose antes que realmente se dispone de los medios necesarios para que el conflicto acabe cuanto antes y perjudicando al menor número de lugares y personas posibles.
    • Que el uso de las armas no traiga males y desórdenes más graves que el mal a eliminar.

Consideramos que en la mayor parte de las guerras que han tenido lugar en el escenario internacional desde la segunda guerra mundial no se han cumplido estos criterios. De haber sido así, hoy viviríamos en un mundo más sano, más justo y con más paz.

  • Paralizar la extensión de la OTAN hacia el Este. Alto el fuego en Ucrania sin condiciones y negociación posterior entre la OTAN, Ucrania y Rusia.
  • Exigir un alto del fuego a Israel sin condiciones y comenzar una ronda de negociación entre Palestina e Israel que debe contener el reconocimiento del Estado Palestino y la retirada de Israel de todo el territorio ocupado.
  • Reconocimiento de regiones autónomas kurdas en los estados de Turquía, Siria, Iraq e Irán, con ciertos niveles de autogobierno en todos ellos.
  • Alianza global en la guerra contra el Terrorismo Islámico (Estado Islámico y Al Qaeda), que debe incorporar a EEUU, UE, Rusia e Irán, como actores clave.

No habrá un mundo más pacífico si no construimos antes Un Mundo Más Justo.

Partido Por Un Mundo Más Justo (M+J)

 

(*) Las causas de la Primera Guerra Mundial fueron, además del imperialismo colonialista de las principales potencias, las políticas de alianzas que se fraguaron para reforzar su poder global (política de alianzas que vemos hoy también), carrera armamentística promovida por la revolución industrial (también desde el año pasado ha comenzado una política de rearme en todo el mundo disparándose el gasto militar) y conflictos territoriales entre las principales potencias.

(**) Criterios inspirados en los establecidos por la Doctrina Social de la Iglesia