Desde el partido Por Un Mundo Más Justo soñamos con la construcción de un mundo sostenible. No es sostenible el nivel de consumo actual de los países occidentales, no solo porque es obvio que nuestro planeta no tiene recursos suficientes para “sostenerlo” sino también porque la forma en la que este consumo afecta a nuestros hábitos y valores nos hace menos humanos. ¿Qué fué de valorar y cuidar nuestras cosas o de arreglarlas cuando se estropean?
¿Cómo hemos llegado a esta situación de consumo descontrolado? Creemos que no se puede responder a esta pregunta sin hablar de toda la arquitectura laboral, comercial y financiera internacional.
Todos los países están hoy compitiendo por desplazar el máximo número de puestos de trabajo hacia su país, ya que el trabajo es lo que da el acceso a la renta y la renta lo que da acceso al consumo. Lo hacen a través de los siguientes mecanismos:
- Aumentando su productividad a base de mantener salarios bajos, como en el caso de China, convirtiéndose así en la fábrica del mundo y absorbiendo cantidades enormes de empleo, de recursos naturales y de producción. Producción extremadamente barata que es enviada al extranjero para ser consumida. Nadie jamás arreglará ninguno de estos productos porque una hora de un europeo arreglando es más cara que producir el producto entero de nuevo en China, absorbiendo de nuevo empleo, recursos naturales y producción. Esta desigualdad de salarios entre China y los países occidentales es la principal causa de insostenibilidad en el mundo. Se habla mucho de la desigualdad provocada por un mundo insostenible pero muy poco de lo que es aún más evidente; la desigualdad genera un mundo insostenible.
- Limitando la entrada de trabajadores extranjeros para fomentar el empleo de población nacional. Aquí se ubica el fenómeno BREXIT y el nacimiento de ideologías xenófobas en toda europa.
- Impidiendo la entrada de productos extranjeros para fomentar la industria nacional, como está ocurriendo en la actual guerra comercial entre China y Estados Unidos.
- Compitiendo por atraer la inversión extranjera reduciendo los impuestos y desregulando en material laboral y financiera para que el capital extranjero cree empleo en sus países. Aquí tenemos a todos los países del mundo siendo paradigmática la guerra entre “Trump” e Irlanda por alojar la industria tecnológica a base de promover políticas cada vez más “pro-business”.
Por todo ello, desde el partido Por Un Mundo Más Justo estamos convencidos de que para construir un mundo sostenible se hace imprescindible fomentar un reparto del empleo de calidad a escala global, generando así como consecuencia un reparto de la renta y del consumo. Consideramos que para promover este reparto es necesario lo siguiente:
- Un acuerdo global en materia fiscal, laboral y financiera que impida la competencia entre países por atraer el capital a base de reducir impuestos y desregular en todas las materias.
- Un acuerdo global en materia comercial que asegure el libre comercio entre países evitando la guerra comercial actual.
- Excepciones a dicho acuerdo comercial global que permitan garantizar la seguridad alimentaria y proteger de la competencia internacional a industrias clave en los países menos adelantados del planeta, como es el caso de África Subsahariana, de forma que estos países dejen de estar excluidos del sistema internacional y tengan también su porción de empleo y producción y por consiguiente también de renta y de consumo.
- Mecanismos internacionales que corrijan la absorción excesiva de empleo por parte de algunos países mediante salarios extremadamente bajos, como en el caso chino, ya que no solo generan paro en otros países sino que también generan condiciones laborales de explotación en sus países, precios de productos anormalmente bajos, y niveles de consumo, déficit comercial y deuda externa insostenibles en los países importadores (EEUU). La manera más sencilla es un aumento del precio de los productos en destino devolviendo a China toda la recaudación que se obtenga por este impuesto, consiguiendo así una reducción del consumo en destino, una reducción del déficit comercial de los países importadores y una mejora de las condiciones laborales en origen.
- Mecanismos internacionales que corrijan la absorción excesiva de empleo provocada por una enorme productividad tecnológica, como en el caso de Alemania, ya que también generan paro, déficit comercial y deuda externa insostenible en los países importadores (países del Sur de Europa entre el 2000 y 2008). No hay otra forma de corregir este desequilibrio que una redistribución fiscal regional fortaleciendo mecanismos como los fondos FEDER o de Cohesión.
- Acuerdos en el seno de cada nación que estimulen el reparto del empleo entre personas. Por ejemplo estimulando a las empresas y a las personas a reducir la jornada laboral mediante una reducción sustancial de la cotización a la seguridad social que debe pagar tanto empresa como trabajador. Esto llevaría a una drástica reducción del paro, un incremento significativo de la recaudación por IRPF, una reducción importante del gasto público empleado en subsidios de desempleo y un incremento del número de personas que cotizan a la seguridad social, reduciendo así el déficit fiscal, la deuda pública y la famosa prima de riesgo.
- Finalmente, se hace imprescindible el fomento de nuevos hábitos de consumo, principalmente en el ámbito energético y de transporte. Las Administraciones Públicas deben promover mecanismos de ahorro y eficiencia energética, incentivar la producción energética renovable mediante subvenciones y desgravaciones fiscales, desincentivar la producción no renovable mediante impuestos y fomentar la compra pública sostenible introduciendo criterios medioambientales cada vez más exigentes en los procesos de adjudicación de compras e inversiones públicas.
De esta manera trabajarán menos los que hoy están explotados porque su salario aumentará, consumiremos menos los que hoy consumimos en exceso porque los productos serán más caros, y encontrarán trabajo y consumirán más aquellos que hoy están excluidos del sistema internacional de producción. Cuidaremos y valoraremos más nuestros bienes porque serán más caros, arreglaremos lo que se nos estropea porque la diferencia internacional entre salarios será menor y consumiremos exclusivamente los recursos naturales que el planeta es capaz de regenerar cada año porque ya no habrá producción superflua. Esto es para nosotros un mundo sostenible.
En las próximas elecciones europeas, esta agenda de sostenibilidad y de reparto del empleo y del consumo será uno de los ejes fundamentales de nuestro programa.
Puedes ver en nuestro último Programa Electoral una batería más completa de propuestas en la sección de programas electorales.