Una oportunidad para trabajar por un gran pacto educativo
El presente posicionamiento pretende compartir con la sociedad española el debate suscitado en el partido M+J, a raíz del vídeo en el que un grupo importante de jóvenes universitarios, residentes en el Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid, gritaban a sus vecinas residentes universitarias, del Colegio Mayor Santa Mónica expresiones agresivas, sexualizadas, machistas y denigrantes (hemos preferido no reproducirlas aquí por lo desagradables que resultan, aunque están fácilmente accesibles en multitud de lugares en internet )
En primer lugar, consideramos que:
- el hecho tiene trascendencia, a pesar de que se quiera enmarcar en un contexto festivo, juvenil y habitual (“tradicional”);
- las palabras son importantes, y las vejaciones verbales acompañadas de coreografías, que denotan un gregarismo preocupante, están lejos de la sociedad moderna e igualitaria a la que aspiramos.
Por ello, el partido Por Un Mundo Más Justo condena, sin paliativos, estos lamentables hechos.
Así mismo, no acabamos de entender las reacciones de los partidos con representación institucional:
- unos le quitan peso y casi consideran “normal” estos comportamientos, quitándoles importancia, incluso amparándose en la reacción de algunas jóvenes del colegio mayor vecino. ¿Y si en vez de estos jóvenes hubieran sido otros jóvenes, como por ejemplo, los que residen en centros de menores de la ciudad de Madrid, Menores No Acompañados?, ¿se hubiera justificado de la misma manera?
- otros arman su relato alrededor del perfil conservador de los estudiantes del Colegio Mayor, buscando enfrentar, polarizar, pero no profundizar para encontrar soluciones.
Ante este triste episodio y con la sana intención de construir una sociedad más justa, es decir, más libre, más igualitaria y más fraterna, os compartimos las tres conclusiones de nuestro análisis:
- Necesitamos una política más rigurosa. Conocer bien el contexto, saber qué pasó exactamente, querer escuchar y hacer un esfuerzo por entender y acoger a los/las jóvenes y trabajadores/as de los colegios mayores. No podemos practicar una política superficial sin apenas datos, sin profundizar, sin contrastar información de los diferentes medios de comunicación. No hemos escuchado ni una sola declaración política que nos haya llenado y convencido, que nos haya parecido objetiva y libre. En este sentido, pedimos a la clase política que, en vez de limitarse a juzgar los hechos y posicionarse frente a los demás partidos, promuevan la reflexión y proporcionen argumentos de valor para que la ciudadanía comprenda y analice bien la realidad.
- La clave está en el respeto. El respeto es un valor fundamental que debe formar parte de nuestros planes educativos y, en general, de nuestra manera de ser y relacionarnos. Porque, una parte importante de la responsabilidad de hechos así la tienen los mensajes/valores que se transmiten en muchos espacios sociales, económicos, publicitarios, en las canciones (muchas de las cuales no están exentas de contenidos muy parecidos a lo que se gritó desde el Colegio Mayor), etc..
Valorar al otro en su completa dignidad, aceptando las posibles diferencias y no dejando que ellas provoquen rechazos ni violencias, es absolutamente necesario. En esta misma línea, el derecho a la libertad de expresión tiene límites y éstos se basan en la no agresión al otro, en el respeto íntegro a la otra persona. El derecho a la libertad de expresión no justifica declaraciones vejatorias, que ataquen a la dignidad humana o que promuevan la violencia verbal, sexual y/o física. - Una oportunidad para trabajar por un gran pacto educativo. Debemos cuestionarnos si en esto solo fallan las generaciones actuales de jóvenes o si, por el contrario, los jóvenes están heredando y recibiendo un modo de relacionarnos agresivo, polarizador, lleno de prejuicios… Es muy difícil educar en valores a las nuevas generaciones si los más mayores, y sobre todo las personas públicas o con más voz, no damos ejemplo.
Los/las jóvenes replican modelos, ven el comportamiento de los políticos, su falta de entendimiento, su agresividad y populismo. En España no nos ponemos de acuerdo en qué educación queremos ofrecer a la infancia, adolescencia y juventud de nuestro país. Observamos cómo la educación se usa de manera superficial para favorecer intereses partidistas.
¿Cómo conseguir educar integralmente en las escuelas, institutos, colegios, centros de formación y universidades y colegios mayores, cómo acompañar y formar a los educadores, cómo trabajar conjuntamente con las familias, cómo compaginar la formación académica con la formación en valores, fomentando el espíritu crítico, el valor de la autenticidad, el conocimiento interno, la inteligencia emocional y espiritual, las relaciones sociales, la búsqueda de sentido y el propósito vital, el respeto, la integración y cooperación, etc…?
Son demasiados los desafíos para los pocos medios que estamos poniendo.
En la historia de nuestra democracia no ha habido un gran pacto educativo. Cada uno de los gobiernos ha decidido y ha elaborado su propia ley. Una vez más, los unos se han arrojado a los otros sus diferencias, ahora en torno a la educación. Proponemos acabar con este comportamiento tan poco educado y que va en contra del bien común, de lo que la mayoría de ciudadanos y ciudadanas españolas quieren.
Instamos a la Ministra de Educación a convocar a todos los partidos políticos que quieran participar, a expertos educativos con diferentes visiones, a las consejerías de educación de las diferentes comunidades autónomas, a representantes de la escuela y universidad pública, concertada y privada, a representantes del alumnado de diferentes niveles educativos, a los actores educativos clave de la sociedad civil… (necesitamos convocar a todos los implicados, sin vetos de ningún tipo) para comenzar a dialogar y construir lo que será el primer gran pacto educativo de España, un pacto que integre tanto la educación formal como la informal y que genere una nueva «moral cultural, comunitaria» en la que tenga como prioridad máxima la igualdad y el respeto entre las personas, más allá de su género/sexo, condición o circunstancias.
Este suceso es una oportunidad para cambiar nuestra manera de tratar la educación y construir entre las mayorías un gran pacto por la educación en este país. Alejémonos de nuestros egos, de nuestros intereses partidistas y arremanguémonos, que tenemos muchísimo trabajo que hacer. ¿Empezamos?
Partido Por Un Mundo Más Justo