Melilla: ¿Es posible mayor dolor e injusticia?

Es habitual juzgar un suceso por una sola imagen. Pero también es muy injusto. Por más que en ocasiones dichas imágenes tengan una fuerza inapelable y un significado difícilmente manipulable. Estas últimas características –fuerza inapelable y significado no manipulable- parecen definir lo acontecido el pasado viernes 24 de junio, en la frontera entre Marruecos y Melilla, que ha dejado 37 muertos y un gran número de heridos, aunque incluso haya sectores de la población –entre ellos el mismísimo presidente del Gobierno- que quieran hacer otra lectura. Se trata de una masacre que no tiene justificación alguna y que, como poco, pide sensibilidad y solidaridad con todas las víctimas.

Sin embargo, aún llenos de dolor –mucho dolor, ya que en M+J un número no menor de personas conocen muy de cerca la realidad de la que hablamos-, no queremos quedarnos en la imagen, sino ir más allá de lo que en estos momentos nos conmueve y, en línea con nuestro estilo riguroso, intentar explicar el origen de lo sucedido, entender el contexto y conseguir un relato veraz.

En ese sentido, y sin necesidad de retornar muy atrás en la historia, son obvias las situaciones de miseria en la que están sumergidos los países de origen de todos los migrantes que se juegan la vida. Una miseria que se explica desde duras e injustas actuaciones internacionales –de modo particular de los mal llamados (a tenor de lo que estamos viendo) “países desarrollados”- como han sido la esclavitud, la colonización, el saqueo de recursos naturales, el robo sistemático de “cerebros”, un sistema financiero, comercial y fiscal terriblemente injustos a nivel internacional, etc.

Todo eso es parte de la “causa remota” de lo que hoy vivimos tan a menudo y que ha tenido en Melilla una expresión desgarradora y de una inhumanidad inimaginable. Pero junto a ella están otras causas más “próximas”.

Por un lado, hay que saber que, con el cierre de fronteras por la COVID 19, muchos migrantes se vieron atrapados en Marruecos engordando el número de los que allí llevaban tiempo queriendo cruzar la frontera con España, sin ninguna posibilidad de movimiento como es obvio.

Y por otro –que es, posiblemente, la causa directa e inmediata de lo sucedido- están los acuerdos de la Unión Europea de externalización de sus fronteras, particularmente los bilaterales entre España y Marruecos en materia migratoria. Como es bien sabido, dicha externalización de las fronteras no consiste en otra cosa sino en pagar a terceros países –fronterizos y con escaso respeto a los derechos humanos- para que hagan el trabajo sucio. Por eso lo sucedido implica directamente a España y a la Unión Europea. Se trata de una política criminal que no impide sino dificulta que los migrantes tomen rutas alternativas más peligrosas a costa de su vida. Tanto es así que el Alto Comisionado para los Refugiados informa de que en el año 2021 fueron registrados como muertas o desaparecidas en el mar mediterráneo o en el Atlántico Norte Oeste más de 3000 personas. Es el doble con respecto a 2020. Y ello sin contar con todos los fallecidos o desaparecidos en el desierto o a lo largo de otros puntos de las rutas empleadas para migrar.

Por todo ello, desde el Partido Por Un Mundo Más Justo, pedimos que:

En Por Un Mundo Más Justo creemos y trabajamos desde la firme convicción de que otro mundo más justo y fraterno es posible. Conseguirlo pasa, indefectiblemente, por erradicar situaciones como la que se ha vivido en Melilla, y con ellas, sus causas y sus consecuencias.
Por nuestra parte, no pararemos de hacer todo lo posible hasta que así sea.

Equipo de Migraciones de M+J