Y para la guerra… nada
“Para el camino… pies descalzos;
para el agua.. mucha sed;
para los sueños.. una vida;
para los nadies… una voz.
Para la guerra… NADA”.
Por Un Mundo Más Justo siempre nos hemos declarado un partido “pacifista”. Es decir, que apuesta decididamente por la paz como camino imprescindible para la convivencia y la construcción de la sociedad fraterna, justa y equitativa a la que aspiramos.
Eso, entre otras cosas, se ha traducido desde hace tiempo en un posicionamiento claro contra cualquier carrera armamentística (hace poco hemos pedido al Gobierno que firme el tratado para la prohibición de armas nucleares), los incrementos en los gastos de defensa, o las estrategias belicistas como mecanismos para los juegos de poder geopolíticos.
En ese sentido, entre nuestros hitos, no hace mucho hemos conseguido ser una de las pocas formaciones políticas que aparecen suscribiendo la iniciativa “dividendo para la paz” mediante la que más de 60 Premios Nobel proponen reducir el gasto militar en un 2% en todos los países, lo que permitiría generar un ahorro de más de un trillón de dólares americanos (USD) en 5 años (2025-2030) para luchar contra las emergencias planetarias. (Aquí podéis ver el nombre de nuestro partido y el de nuestro Portavoz Nacional, Alejandro Plans Beriso, entre los firmantes de dicha iniciativa).).
Por eso, en nuestro partido vivimos con profundo dolor lo que está sucediendo en estas fechas a raíz de la invasión rusa de Ucrania. No necesitamos para ello noticias o imágenes estremecedoras como las que nos llegan de Mariúpol o Bucha, si bien el tener constancia gráfica de todo ello solo nos hace una y otra vez reiterar el absurdo de esta guerra y afirmar con más fuerza aún y entre lágrimas que… ¡para la guerra nada!
Desde estas líneas, y como no podía ser de otra manera, volvemos a hacer un llamamiento para que se hagan todos los esfuerzos posibles por parar la guerra cuanto antes, favoreciendo la creación de un clima que lo propicie y un espacio de negociación que evite profundizar en el horror.
En este escenario, como partido también nos hemos planteado la idoneidad o no del envío de armas que nuestro Gobierno ha aprobado hace unos días para ayudar a Ucrania en su autodefensa. Sin duda, una cuestión que no es fácil de resolver y que afecta a principios vitales y planteamientos éticos y morales. Por ello vemos con absoluta comprensión las dudas que se generan en el interior de las organizaciones e incluso de las propias personas.
De ahí que, hace días, organizamos una sesión de nuestro Foro Juan Burgos para reflexionar y ahondar en el tema. En el mismo, personas con diferentes perfiles, trayectorias y relación con Ucrania compartieron sus puntos de vista. No obstante -y como era de esperar- de dicha sesión no salimos con una respuesta unívoca. Sí que nos ayudó a ampliar “la mirada”, a ser más conscientes de las múltiples facetas que se encuentran detrás de la cuestión, así como a empatizar con aquellas personas que, en su dolor, rabia y búsqueda de soluciones, ven en el uso de las armas la plasmación concreta del derecho a la defensa y la “defensa ampliada” para con los más débiles en este caso.
Además, como partido que acepta la pluralidad y riqueza de nuestra sociedad, que entiende que los grandes problemas a menudo no tienen una única respuesta y que, aún admirando el ejercicio responsable y fructífero de la no violencia o la resistencia pasiva que han practicado personajes como Ghandi o Luther King, sabe de la imposibilidad de imponer dicha práctica, no nos atrevemos a decir taxativamente un “no al envío de armas”.
Sí creemos -estamos a la espera de los resultados de una votación interna al respecto- que la inmensa mayoría de nuestra afiliación sigue pensando que, una solución firme y duradera a una conflagración bélica, no puede pasar por las armas o la competición en el potencial armamentístico entre las partes. Además, nos preocupa que todo lo que estamos viviendo sirva de justificación y legitimación para un aumento del comercio de armas o del gasto en defensa como está ocurriendo en toda Europa, lo que, entre otras cosas, históricamente suele ir aparejado a un descenso en los presupuestos para Cooperación Internacional u otras partidas de protección de los colectivos más vulnerables. Como también nos preocupa que el envío de armas termine alimentando otros futuros conflictos, como a menudo ha sucedido.
Por ello, aceptando las legítimas disensiones, reconociendo el amplio espacio para la duda y respetando a los que piensen lo contrario decimos “para la guerra…nada”.
Equipo de Cooperación Internacional y Cultura de Paz de M+J