El compromiso ecológico vuela por los aires.
Recientemente se ha conocido por los principales medios de comunicación que el Gobierno piensa invertir 1.700 millones de euros en ampliar el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, uno de los más importantes aeropuertos internacionales, además de otra muy significativa cantidad que también quiere destinar al de Barajas, en Madrid.
Aunque a priori ello podría parecer beneficioso en términos económicos y de creación de puestos de trabajo, desde Por Un Mundo Más Justo nos oponemos por varias razones.
La primera de ella es porque choca directamente con los acuerdos llevados a cabo para la preservación del medio ambiente, y con la defensa de una ordenación sostenible del territorio, como siempre hemos defendido desde el partido Por un Mundo Más Justo.
Los ideólogos de este proyecto parecen olvidar la emergencia climática en la que nos encontramos, como refleja el informe de la ONU que indica que solo queda apenas una década para que los impactos del cambio climático sean irreversibles : la iniciativa de ampliación del Prat supone un atropello al entorno y a los elementos más básicos para la supervivencia del ser humano (agua, oxígeno…) porque, -como bien saben las autoridades responsables del plan-, al lado mismo del Aeropuerto de Barcelona se encuentra una zona natural de humedales muy importante para mantener la naturaleza en su estado de bienestar. Los espacios naturales de Remolar Filipines en Viladecans y el Estanque de la Ricarda del Prat, son unos lugares de elevado valor biológico, muy escaso en Catalunya, que protege las zonas húmedas de la desembocadura del río y constituye un magnífico refugio para una gran diversidad de flora y fauna. Nos estamos refiriendo a un punto estratégico en la ruta migratoria del Mediterráneo occidental que une Europa y África. En el delta se conocen más de 360 especies de pájaros; esta cifra es una de las más altas de especies vistas en la península ibérica.
Además, no podemos olvidar que aún siguen pendientes los acuerdos de compensación medioambiental del año 2002 por desviar el caudal del río, aumentar el puerto y construir la T1 del Prat.
En este contexto –y más aún, en el de una pandemia mundial que nos recuerda la importancia de cuidar el equilibrio medioambiental-, hemos de plantearnos seriamente hasta cuándo vamos a seguir destruyendo ecosistemas en favor un supuesto crecimiento económico dudosamente sostenible. Preservarlos debería ser una prioridad para cualquier gobierno, y para cualquier persona.
Así mismo, no podemos olvidar el incremento en las emisiones de CO2 emitidas a la atmósfera que supondría un aumento de los vuelos. Creemos que existen vías para optimizar el rendimiento del tráfico aéreo llevando a cabo una reestructuración del mismo, y transformando así la eficiencia y sostenibilidad de los aeropuertos.
Y es que, desde la visión esperanzada que fomenta nuestro partido, es una ocasión para cambiar la mirada economicista basada exclusivamente en las ventajas del crecimiento del PIB y que obvia los riesgos que ello conlleva, como ya Ulrich Beck alertaba en 1986 en su libro “La Sociedad del Riesgo”. Es el momento de buscar alternativas más sostenibles e innovadoras.
Por eso, proponemos:
1 – Desechar el plan de ampliación y en su lugar optar por el de modernización que, para sorpresa de muchos, es una alternativa que la misma AENA contempla desde el principio y que, además de evitar el daño medioambiental, supone un desembolso económico mucho menor : 464 millones de euros en lugar de los 1700.(Animamos a conocer el documento elaborado por la Asociación Española de Ciencia Regional: “Cuantificación del efecto económico del aeropuerto de Barcelona y su ampliación” ).
Entre las posibilidades de modernización se nos ocurre que podrían estar la implantación del reconocimiento facial dentro del plan de innovación de Aena; el inicio de la colaboración de Aena con las universidades técnicas de Catalunya, de las que surgen profesionales de competencia contrastada evitando así la «fuga de cerebros»; el apoyo al Parque empresarial Aeronáutico ubicado en Viladecans y a la colaboración con el Parque aeronáutico de Toulouse focalizándonos hacia la mejora de la eficiencia de la aviación en su conjunto.
2 – Transicionar hacia otros motores económicos en nuestra sociedad, más allá del turístico. En las dos propuestas de intervención en el Prat, el 43% del aumento de empleo previsto lo acapara dicho sector, por lo que Catalunya seguiría apostando por lo que Ramón Aymeich llama “La Fábrica de Turistas”, algo que conlleva salarios bajos, productividad deficiente y, en el ámbito urbanístico, externalidades negativas como la gentrificación y la evasión fiscal de las plataformas de la mal dicha economía colaborativa, dedicadas al alquiler estacional de viviendas.
3 – Crear un espacio educativo de interpretación del Delta que ayude a concienciar a la población de la riqueza ecológica que nos rodea;
4 – Revisar la política de vuelos: evitando por ejemplo los menos necesarios (los jets privados), penalizando los que no vayan con un alto porcentaje de ocupación, acabando con el impulso de low cost que promuevan principalmente el turismo de “botellón”… O instando a las empresas a realizar las reuniones internacionales online prioritariamente; O invirtiendo en investigación e innovación para aplicar al transporte aéreo otras energías más limpias y menos contaminantes. También en este sentido proponemos secundar iniciativas internacionales (como es el caso de Francia) limitando las rutas aéreas de corta distancia que se puedan cubrir con trayectos en tren de poca duración.
Finalmente, uniéndonos a todas las organizaciones (colectivos, partidos, ongs…) que se opone a esta medida y alimentan una reflexión constructiva a la altura de los retos del momento, apelamos a la responsabilidad de toda la Unión Europea –que es quien aún tiene que decidir sobre la obra- para que rechace el proyecto y apueste más decididamente por actividades que fomenten el respeto al medio ambiente. Y a la de todos nosotros, ciudadanos, para que hagamos real la famosa consigna de “pensar en global y actuar en lo local” si queremos evitar el colapso del planeta.
Partido Por Un Mundo Más Justo (M+J)