
El desafío de la energía en el mundo.
A lo largo de la historia, las diferentes superpotencias que existen en el mundo, han competido entre sí fuertemente para asegurarse una ventaja determinante en cuanto al acceso a reservas energéticas no renovables, llegando incluso a desestabilizar geopolíticamente regiones enteras.
Al mismo tiempo, las fluctuaciones importantes en los precios de importación de gas o derivados del petróleo, siempre han tenido importantes consecuencias respecto del crecimiento económico de los países, influyendo indirectamente con ello en los pilares que sostienen el estado del bienestar y por ende, afectando especialmente a las personas más vulnerables.
En ese sentido, la no existencia de una estrategia colaborativa entre todas las naciones y fundamentada en la sostenibilidad, genera graves desequilibrios, desigualdades y destrucción del planeta.
Así, según estudios elaborados por WWF (“Fondo Mundial para la Naturaleza”), la humanidad está utilizando para sí misma recursos equivalentes a tener a su disposición 1,75 planetas. Esto no es uniforme, existiendo diferencias tan abismales como los 5 planetas Tierra que necesitaríamos si todo el mundo llevase el mismo nivel de vida que EEUU, y los 0,7 planetas necesarios si los recursos que todo el mundo empleásemos, fuesen los mismos que emplea un ciudadano de La India. En lo que a nuestro país respecta, si todo el mundo consumiese los mismos recursos que consume como media un español, necesitaríamos 2,5 planetas.
Es verdad que los estudios de WWF no dejan de ser una estimación aproximada, que sería interesante complementar y comparar con otras investigaciones, pero nos ofrecen una visión cristalina sobre el contexto de competencia por los recursos en el que nos encontramos, y nos exhorta a buscar un modelo de explotación de recursos diferente, más equilibrado y sostenible, ya no solo para generar un mundo más justo, sino también para no hipotecar el futuro de los habitantes más jóvenes de este planeta.
Nos encontramos, por tanto, ante un gran desafío, quizá el más importante que ha existido jamás, pero a la altura de la sociedad mejor formada de la historia, y con la mayor capacidad tecnológica.
Por eso, desde Por Un Mundo Más Justo, proponemos:
- Una mayor colaboración entre todas las naciones en pro de la búsqueda de un desarrollo más equilibrado, pacífico y sostenible, que alimente el entendimiento a través de mediadores públicos permanentes y con capacidad sancionadora, en vez de la confrontación y el oscurantismo en la búsqueda de la preferencia por los recursos;
- La búsqueda, desde las potencias más ricas e influyentes, de una menor dependencia de recursos externos a su territorio político, y en caso de necesitarlos, la creación de sinergias que enriquezcan a la población local de donde se obtiene el recurso, huyendo de oligopolios que sostienen a regímenes corruptos que a su vez refuerzan otros cuya posición puede fluctuar por intereses geopolíticos externos;
- Una mayor participación de la sociedad civil en la producción y distribución de energía, fomentando la creación de cooperativas para tal fin;
- La construcción de un sistema energético más sostenible y ordenado, en el que los países o potencias no se limiten a fomentar económicamente la producción de energía renovables a través de determinadas tecnologías, sin tener en cuenta otras ni cuantificar las necesidades reales de la población, en el que se incluya investigación y desarrollo de todo tipo de posibles tecnologías de producción energética sostenible, así como formas de almacenamiento de energía económicamente viables, atendiendo a las diversas necesidades de suministro existentes en la sociedad y a la búsqueda de una estabilidad en los precios, que haga que su consumo en sus diferentes formas sea accesible para todo el mundo, sin crear brechas tecnológicas entre los más ricos y los más pobres.
Dijo Martin Luther King que, la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para todos los lugares. Buscar soluciones a las desigualdades y a los problemas de los más vulnerables no es una acción de solidaridad, sino una acción que mejora el mundo en el que todos vivimos y en el que vivirán los humanos que vengan detrás. Construir un mundo más humano y sostenible paradójicamente es la acción más egoísta que la humanidad puede realizar.
Trabajemos por ello.
En Por Un Mundo Más Justo no dejamos de intentarlo.
Grupo de Economía y Sostenibilidad del Partido Por Un Mundo Más Justo (M+J)