Selasphorus rufus (Rufous hummingbird)

La fuerza del colibrí

Cuando uno mira un colibrí piensa: “¿Qué fuerza puede tener un animal tan pequeño?” Ayer en el congreso del partido “Por un mundo más justo” volví a escuchar la fábula del colibrí contada por Augustín Ndour. Él añade a la fábula un final feliz. Todos los animales contagiados por la determinación del colibrí deciden trabajar juntos para apagar el fuego. Lo que más me impresionó, no fue la historia que ya conocía, fue la pasión que puso Agustín al contarla, la ilusión en un proyecto que supera los límites de lo razonable, que puede interpretarse por un milagro.

“Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues se trataba de un fuego terrible que asolaba todo a su paso. De pronto, los animales vieron pasar sobre sus cabezas al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Les extrañó sobremanera, pero no quisieron detenerse. Al instante, lo vieron volar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Y pudieron observar este ir y venir repetidas veces, hasta que se decidieron a preguntar al pajarillo, pues su comportamiento les resultaba harto extravagante: ¿Qué haces colibrí?, le preguntaron. Voy al lago -respondió el ave- tomó agua con el pico y la echó en el fuego para apagar el incendio. Los animales se echaron a reír. ¿Estás loco? – le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo? Bueno- respondió, el colibrí- YO VOY A HACER MI PARTE…

Santa Teresa de Calcuta tiene una frase que explica esta experiencia: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. Es la fe lo que nos mueve a lo imposible, es la fe compartida la que logra los milagros.

Un proyecto como la Iniciativa Legislativa Popular para la regularización de medio millón de inmigrantes, además de ser un proyecto de justicia social, tiene que ser un proyecto de corazón. Tenemos que conseguir mover el corazón de los animales del bosque, o despertar la vergüenza del elefante, según la versión de Agustín. No basta la lógica para superar las resistencias de gran parte de la clase política, hay que apelar al corazón, hay que contar la experiencia de sufrimiento vivido por todos esos hermanos que se han visto obligados a salir de su tierra, a dejar sus raíces, a separarse de los suyos para poder sobrevivir. Hemos de quitarnos las orejeras de las falsas razones, de los miedos irracionales. El camino es abrirse al amor, tener esperanza en poderlo conseguir y valentía para hacerlo.

Este proceso ya está parcialmente recorrido, simplemente el hecho de recoger casi un cuarenta por ciento más de las firmas necesarias es un éxito, de alguna manera se ha llegado al corazón de las personas, sólo falta un paso más, estamos al borde de la orilla. Sabemos que en la política española es difícil que un grupo político mayoritario acepte una propuesta que no ha hecho él mismo, sin embargo, creo que hay suficiente apoyo popular para tenerlo en consideración.

Augustín comentaba que esta determinación del colibrí le recordaba al partido, un partido transversal que no está en contra de ninguna opción política, en la que participan personas de las opciones más diversas, un partido que se posiciona en el camino del diálogo, en tender puentes, en buscar la solidaridad de todos. Un partido que pone su mirada en los que sufren y lucha por ellos.

Josep M. Valls i Mart, Militante de M+J Navarra