Lo proponemos que en M+J sobre las adicciones.

 

Nuestro partido se ha caracterizado desde sus orígenes por poner el foco en los colectivos más vulnerables de la sociedad. Hace unos meses decidimos poner en marcha un Equipo de Trabajo sobre Adicciones que se centra en el diagnóstico de la situación y en la búsqueda de propuestas para atajar las consecuencias que éstas producen. En ese sentido hemos contado con la intervención de expertos como Eduardo Brik y Oriol Romaní que nos han compartido sus conocimientos sobre la cuestión. Ahora, después de un tiempo de trabajo, hacemos público un primer posicionamiento donde exponemos parte de nuestra reflexión e inquietudes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adicción como una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

Según esta definición, la persona adicta sería aquella que presenta un consumo repetitivo de una sustancia, el cual comporta una distorsión en la vida y el entorno de la persona consumidora, causando una merma de su calidad de vida y de los que le rodean. Sin tratamiento las adicciones pueden durar toda la vida y causar la muerte.

En el partido Por un Mundo Más Justo (M+J) entendemos que la libertad es un derecho sagrado e imprescindible de todo ser humano al que estamos llamados. Ello implica un camino de maduración que, a su vez, está condicionado por las desigualdades sociales y el desarrollo del pensamiento crítico, que creemos que es la clave para adquirir la capacidad de decisión que nos permite regular nuestras emociones, pensamientos, deseos y comportamientos en pro del bien propio y común… Siendo así, el aumento de las adicciones en la vida diaria de muchas personas es un gran problema como sociedad y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que se ha convertido hoy en una pandemia silenciada.

En ese contexto, hablamos de drogadicción cuando el consumo interfiere en el desarrollo de la vida. Las sustancias con capacidad para generar dependencia producen cambios a nivel cerebral, pero también en los entornos inmediatos a la persona consumidora. Por todo ello, tanto los ambientes en los que se consumen, como la sustancia consumida son igualmente importantes para el desarrollo de la adicción.

En esa línea, aparecen mitos alrededor de las drogas que están ampliamente extendidos, como por ejemplo hablar de “drogas buenas y malas”, “blandas y duras”… La situación de legalidad e ilegalidad también interviene en ellos, cosa que, comporta la estigmatización de unos consumos y la normativización de otros, aceptando el consumo de las drogas legales como menos perjudiciales. De hecho, nuestra sociedad ha incorporado el consumo de alcohol y tabaco como parte intrínseca de la vida social, cultural e incluso religiosa, a pesar de ser unas de las sustancias que más daño siguen causando actualmente. Además, hoy en día podemos añadir el consumo de benzodiacepinas y medicamentos hipnóticos, que va en aumento en los últimos años, con el consiguiente daño que esto comporta a la población que los consume.

Los consumos adictivos están íntimamente ligados a nuestra emocionalidad y a la decisión de consumir la sustancia de forma repetitiva. La crisis económica, la pandemia, el estrés y la falta, cada vez más preocupante, de contacto personal y de lazos interpersonales fuertes, está favoreciendo la repetición, lo cual da origen a las adicciones.

¿Podría ser la regularización de las sustancias la solución a estos problemas? A continuación planteamos nuestras reflexiones al respecto.

Desde M+J entendemos que:

Lo que hace que una sustancia sea perjudicial no es la sustancia en sí, sino el patrón de consumo que establecemos con ella y los contextos en los que sucede.

Todos somos consumidores de sustancias en mayor o menor medida.

Valoramos el uso medicinal que se hace de algunas sustancias consideradas hasta hoy como ilegales, pues también pueden ser remedios de forma natural.

Por lo tanto, en M+J proponemos:

  • acometer la falta de sensibilización que hay de este problema entre nuestros jóvenes y niños;
  • que, junto a la información, se dé a los adolescentes la formación necesaria para tener una actitud crítica y capacidad de decisión para poder decir “no”;
  • trabajar para que no sea el entorno cercano a los niños y jóvenes (padres, familiares) los que induzcan los primeros consumos como parte del aprendizaje en un entorno controlado;
  • un aumento de psicólogos y psiquiatras en este campo dentro de la Sanidad Pública;
  • paliar la falta de formación sistemática en los profesionales de la Atención Primaria y al profesorado;
  • que se advierta del peligro de su consumo en las bebidas alcohólicas y en las energéticas;
  • que todas las adicciones que se han desarrollado con fuerza en las dos últimas décadas y en las que no interviene una sustancia como tal (ludopatía, Internet, móvil videojuegos, sexo, compras…) sean tratadas con los medios y la relevancia que requieren.

Hoy día vemos cómo algunos países van dando pasos en torno a la legalización y regularización del consumo de diversas sustancias como cannabis o cocaína. Todas ellas aportan luces y sombras que nos hacen seguir con atención este proceso en espera de ir encontrando, junto con la educación, las medidas legislativas que favorezcan la reducción de los riesgos y los daños de los consumos adictivos de cualquier droga. En este camino contamos, cómo no, con la colaboración de toda la sociedad.

Equipo de Adicciones de M+J