Manifiesto a favor de una vida digna para todos los niños y niñas del mundo
Como cada año, el 20 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Infancia.
Nos gustaría poder celebrar como se merece este estadio de la vida que supone un canto a la inocencia, a la belleza, a la pureza y a la alegría del corazón. Nos gustaría que todos los niños y las niñas del mundo pudieran festejar su día, su vida, su infancia con una alegría plena y sana.
Lamentablemente nada más lejos, puesto que este colectivo es uno de los más vulnerados de nuestra sociedad. Por eso, desde el partido M+J elaboramos este manifiesto a favor de una vida digna y plena para todos los niños y niñas del mundo.
CIFRAS QUE TIENEN ROSTROS Y NOMBRES DE NIÑOS Y NIÑAS
Podemos afirmar que, hoy, millones de niños y niñas no viven la infancia que se merecen y necesitan.
En España, por ejemplo, la tasa de pobreza infantil -según el último informe de UNICEF- ha alcanzado el 28,9% -la cifra más alta de toda la UE); el acosa escolar y/o ciberbullyng -según la Fundación ANAR- lo sufren el 9,4% del alumnado; unos 580.000 niños y niñas de entre 6 y 13 años pasan el verano solos en casa, “experimentando déficits de alimentación, además de pasar muchas horas delante de la pantalla sin supervisión” -datos de la ONG Educo en su informe “En busca de niños llave”-; y, por último, casi 1.000 menores de 15 años intentaron quitarse la vida en 2023, -el 84% niñas, según la Fundación ANAR-, datos escalofriantes tras los que se esconden problemas de salud mental tales como la tristeza, la ansiedad/obsesiones, miedo y soledad o aislamiento.
Por su parte, en todo el mundo hay niños y niñas “que no existen” ya que 650 millones de menores de edad no tienen certificado de nacimiento, tan necesario para acceder a servicios básicos, obtener un documento de identidad y votar una vez cumplida la mayoría de edad. Además, -según la Fundación Infancia-, 1.000 millones de niños y niñas carecen de los servicios esenciales para la supervivencia y el desarrollo, de los cuales, 275 millones pasan hambre. Y 8,8 millones de menores en todo el mundo mueren anualmente por enfermedades evitables como neumonía y diarrea antes de cumplir los cinco años. Por otro lado, existen más de 230 millones de niños que trabajan como esclavos -según la OIT-, cifra que asciende al doble según un estudio realizado por Ghilherme Lichand (de la Universidad de Zurich) y Sharon Wolf (Universidad de Pennsylvania). Entre las formas de esclavitud más frecuentes está el trabajo en el servicio doméstico -siendo muchos de ellos abusados sexualmente (unos 150 millones de niñas y 73 millones de niños cada año)-; en la agricultura, utilizando pesticidas y atendiendo al ganado en granjas y plantaciones de cacao, tabaco, jazmín, algodón; en fábricas textiles, cosiendo ropa, alfombras, balones, zapatillas deportivas; en fábricas de juguetes, de pirotecnia y de todo tipo de productos que se venden a muy bajo precio en los bazares… Sin olvidar los niños soldados, las víctimas de redes de trata y turismo sexual, los que trabajan en minas y canteras, extrayendo coltán (móviles), la mica (para fabricar cosméticos) y el cobalto (baterías eléctricas), entre otros minerales. Así mismo 450 millones de niños y niñas están atrapados en zonas en conflicto armados que, si no son asesinados, mutilados, encarcelados o violados como resultado de las barbaries, son sexualmente explotados o esclavizados, casi 400 millones de niños y niñas en edad escolar primaria no saben leer ni escribir. 25 millones (2/3 de ellos niñas) nunca se matricularán en la escuela, según datos de Save the Children. Por último, según UNICEF, hay millones de niños en tránsito y más de 150 millones en la calle, la mayoría de ellos dedicados a la venta ambulante, la búsqueda de chatarra en los basureros, la delincuencia y el robo. Muchos son carne de cañón del comercio de órganos y de las violentas maras.
TODO TIENE SU PORQUÉ
Sabemos que son variadas y multidimensionales las causas que están detrás de estas trágicas cifras.
No obstante, destacamos tres: la dimensión política, por falta de voluntad para hacer un diagnóstico real y riguroso, sin ocultamientos ni subestimaciones, y para ofrecer todos los recursos y esfuerzos posibles en acabar con la violencia que afecta de una manera o de otra a millones de niños y niñas en nuestro planeta; la dimensión económica, ya que el sistema económico y financiero internacional que persigue obtener el máximo beneficio económico a toda costa, llega a considerar al ser humano en sí mismo como un bien de consumo y de explotación, y no como personas con pleno valor integral, incluídos los menores; y la dimensión social y cultural, porque se extiende la cultura individualista e insolidaria con los empobrecidos de la tierra, con los descartados, que nos hace cómplices cuando miramos para otro lado.
NUESTRA OPCIÓN
A pesar de este panorama tan aciago, no nos resignamos y por eso, desde M+J, decimos: TRABAJEMOS JUNTOS POR DEVOLVER LA ESPERANZA A LA INFANCIA.
Y es que, el Partido Político Por Un Mundo Más Justo quiere alzar la voz a favor de todos los niños y niñas del mundo, y apostar por una labor educativa, cultural y política de todo el conjunto de la sociedad en torno a la promoción y defensa de aquellos valores y actuaciones que sean solidarios con ellos;
Queremos apoyar y agradecer los avances y las buenas intenciones de las normativas que han legislado a favor de la dignidad de la infancia a lo largo de la historia, e instamos a la comunidad política internacional a que realmente todas esas propuestas se lleven a cabo de una manera pronta, definitiva y eficaz, para que algo tan importante como el blindaje de los derechos de los menores no se quede en papel mojado;
También agradecemos el inmenso trabajo que organizaciones, ONGs, fundaciones, asociaciones de todo tipo y personas de buena voluntad están llevando a cabo en pro de los niños y niñas en todo el mundo, abriendo caminos de esperanza y solidaridad con los más débiles;
Vemos necesaria, por tanto, la unión de toda la ciudadanía en pro de los derechos de la infancia, no sólo este día, sino todos los días del año. Ellos lo merecen. Merecen un presente y un futuro dignos. Preguntémonos: ¿qué haríamos si fueran nuestros hijos?
Y, por todo ello, soñamos y trabajamos por una sociedad donde el único trabajo de los niños y niñas sea estudiar y jugar. Donde ningún pequeño sufra explotación, abusos, violencia, maltrato, humillación. Donde la infancia sea cuidada, honrada, respetada y tratada con muchísimo cariño y dignidad. Donde los ojos de cada niño, de cada niña, brillen con luz propia, y trasluzcan una inocencia pura y un corazón alegre.
Seguro que, entre todos/as, podemos conseguirlo.
Equipo de Infancia de M+J